miércoles, 30 de julio de 2014

wanderlust y otras maneras de viajar


El verano también ha llegado a la blogosfera. La gente actualiza menos (me incluyo en este grupo) y hay blogs que se han ido de vacaciones.
Las mías están a punto de terminar, y es que inesperadamente, tengo que empezar a trabajar a mediados de agosto, y no en septiembre, como tenía acordado. Un nuevo trabajo, a media jornada, que nada tiene que ver con lo que he estudiado pero eso no me importa. Uno de los peores trabajos que he tenido fue trabajando "de lo mío". 
Estas últimas semanas he aprovechado para ir a la playa y sobretodo he vuelto a tener tiempo para leer. Me ha gustado bastante Los años de peregrinación del chico sin color, de Murakami. Como me pasa con Modiano, en cierto modo todos sus libros me parecen iguales, pero eso no debe entenderse como algo negativo. Ambos son autores con mundos literarios muy particulares y estilos definidos, y eso me gusta.


Otra sorpresa ha sido la novela que me regaló Mei para mi cumpleaños: La tienda vintage de Astor Place, de Stephanie Lehmann. Una novela que engancha desde la primera página y que se lee alegremente. El libro contiene dos historias paralelas, la de Amanda y Olive, dos mujeres que viven en la misma ciudad (Nueva York), pero separadas por un siglo de diferencia. 
Cuando Amanda, propietaria de una tienda de ropa vintage, visita a una anciana para comprarle unos vestidos antiguos, descubre escondido en medio de la ropa un viejo diario de 1907.  El cuaderno pertenecía a Olive Westcott, una joven rica que vivió en el Nueva York de principios de siglo. La muerte inesperada de su padre y la crisis financiera, llevaron a Olive a las puertas de la pobreza y a tener que luchar para sobrevivir y alcanzar sus sueños.
A medida que va leyendo el diario, Amanda descubre que su vida y la de Olive tienen muchos puntos en común y eso la lleva a plantearse muchas cosas y a tomar decisiones importantes.
Un lectura perfecta para el verano. Además la trama tiene como trasfondo la historia de Nueva York y de los primeros grandes almacenes. 
Me gustan los libros que "me obligan" a leer/viajar con la ayuda de un mapa o una guía; y es que gracias a La tienda vintage de Astor Place esta semana he estado paseado por las calles de Nueva York, las del pasado y las del presente. Google maps es el complemento ideal para este tipo de lecturas.

Y es que tengo mono de viajar, o mejor dicho, tengo mucho wanderlust. Descubrí esta palabra no hace mucho y me encantó. Es un vocablo de origen alemán formado por la palabra "wandern" ('caminar') y "lust" ('deseo'), que luego se adaptó al inglés. 
"Wanderlust is a strong desire for or impulse to wander or travel and explore the world". (fuente: Wikipedia)
Es decir, es un fuerte deseo o impulso de vagar o recorrer y explorar el mundo. Wanderlust no tiene una traducción exacta al castellano, o ninguna palabra que se le asemeje. En francés existe la palabra "flâner", pero eso es pasear de una manera especial, dejándose llevar por el azar, despreocupadamente, disfrutando de la gente y los lugares que una se va encontrando por el camino.
Y si ya es frustrante no poder viajar, todavía lo es más no tener una palabra que refleje esa ansia. 
Para curarme de tanto wanderlust voy a seguir leyendo, o visitando alguna tarde la librería Altaïr. O sino, siempre me quedará viajar con Google Street View...



lunes, 21 de julio de 2014

pecas de verano



Como cuando era pequeña, el verano sigue dibujándome pecas en la nariz que, desperdigadas, caen hasta las mejillas. Pecas veraniegas que me dan un aire infantil, travieso. El sol y el calor ya han hecho acto de presencia, y desnuda ya parece que siga llevando biquini. 
He pasado unos días de minivacaciones familiares en el apartamento que mis padres tienen en la costa. Días de mucha playa, mar, fotos, paseos, helados, siestas, lectura, de bucear con mis sobrinos a la caza de cangrejos ermitaños... Formar parte de una familia numerosa puede ser divertido, pero cuando van pasando los días, en un piso relativamente pequeño, la convivencia puede llegar a ser agobiante. Una de las cosas que aprendes a valorar cuando te has criado en una familia grande son los momentos de soledad y la intimidad. Por ejemplo, no tuve una habitación propia hasta los dieciocho años, cuando me fui a estudiar a la universidad. Y entonces, me sentí muy rara en una habitación para mi sola.
A parte de la convivencia complicada, estos días me han vuelto a demostrar lo enganchada que estoy al ordenador. Al tercer día ya tenía mono de internet; y como una adicta, rastreaba wifis ajenos a la búsqueda de una pequeña dosis de conexión inalámbrica.   
Además vivir en un piso céntrico, delante del puerto, también tiene su lado negativo. Y es que el ayuntamiento organiza todos los conciertos, bailes, discotecas móviles en el paseo que tenemos delante de casa. La otra noche no pude dormir hasta las 5.30 de la madrugada porque la emisora de radio X organizó una fiesta con música de esa que hace chumba-chumba sin parar, y a un volumen tan indecente que hacía vibrar todos los cristales de casa. A punto estuve del ataque de nervios. 


Pero pasar una noche en vela, de vez en cuando, vale la pena por tener el lujo de disfrutar de unas vistas espectaculares. Poder desayunar delante del mar, viendo las barcas de pesca regresar al puerto después de faenar es un gustazo. O leer en el balcón al frescor del atardecer. Pero es difícil concentrarse en la lectura cuando la Hora Dorada nos muestra la parte más bella de las cosas: todos los colores emiten una calidez distinta, vibrante; los muros del espigón y las casas parecen incendiarse con esos últimos rayos de luz. El tiempo se detiene, y flota suspendido en ese mismo aire que las golondrinas -con su vuelo kamikaze- perforan locas de felicidad. El mar y el cielo, separados por un horizonte difuso, hacen alarde de todo su repertorio cromático...

foto: Fred Meylan

El mar/ la mar. Ese uso del masculino o del femenino desvela nuestro origen: los de secano, los de tierra adentro, hablamos del mar; mientras que los pescadores, la gente de los pueblos marítimos, la nombran siempre en femenino. La mar, como quien habla de una divinidad antigua, de cuya fecundidad y generosidad se depende.
Siempre he pensado que me gustaría vivir en un pueblo con mar (a veces olvido que Barcelona tiene mar, solo la gente de la Barceloneta parece saberlo) aunque en invierno son un poco tristes.

Estos días ando enamorada de esta canción:

domingo, 13 de julio de 2014

los colores del mar


¡...el agua era de una azul tan fino! y la vibración de luz era una locura. He presenciado el regreso de la pesca: las hermosas velas, los grupos de pescadores, las luces de mil colores reflejandose en el mar (...)
 Joaquim Sorolla

El niño de la barquita, Sorolla

Azul cobalto, de ultramar, azul de Prusia, de Alejandría... La historia del azul es apasionante, ¿sabíais que no es un color fácil de encontrar en los pigmentos naturales? ¿Y sabrías decirme cuál es el color del mar? 
Desde que vi anunciada una exposición de Sorolla, El color del mar, en el CaixaForum, tenía muchas ganas de ir. La pasión por el mar, los colores, la luz y su afán por trasladar lo natural a la pintura, son el hilo conductor de esta fantástica exposición. Una visita que te traslada a las playas luminosas de Valencia, donde los niños juegan en el agua mientras la luz resbala por sus cuerpos, los rayos de sol reverberan en las olas arrancando al mar, miles de destellos. Barcos de pescadores regresando a la costa, atardeceres en una cala de Mallorca, el mar embravecido en San Sebastián... Las olas, la luz, los colores del mar captados en toda su variedad y movimiento; días lluviosos y soleados, puestas de sol y amaneceres, los matices de la luz mediterránea y la de la costa del norte. Un espectáculo visual que te enreda, llegando a sentir el olor del mar, la sal en la piel, el sol cegándote los ojos, los gritos de los niños jugando en la playa, el sonido del viento y de las olas en los oídos... Y además con ese tratamiento de la luz tan maravilloso que parece irradiar del interior de los cuadros. 

fotos: Id

Los cuadros vienen acompañados por sus estudios y apuntes de color, por textos breves (de Sorolla, Proust, Pío Baroja...), fotografías de Sorolla pintando al aire libre, y vitrinas con sus pinceles y pinturas.
Una exposición para revisitar que estará en Barcelona hasta el 14 de septiembre.

Del mar artístico al mar físico, pero sin final tan feliz. Otra vez el aguafiestas de Murphy y horarios absurdos frustraron nuestros planes. Si no fuera por eso, ahora os estaría explicando y enseñando las fotos de un lugar sorprendente. Así que no desvelaré nada hasta que por fin consigamos ir, pero os dejaré una pista fotográfica:


Y como si no tuviera cámaras suficientes (es sorprendente la cantidad de cámaras que tengo desde que salgo con una fotógrafa), Diseñadora me ha regalado una Blackbird Fly, más el respaldo de 35mm para mi Diana F+. A pesar de vivir en un loft precioso de esos que salen en las revistas, se mudan a otro piso más práctico y céntrico. Aprovechando la mudanza está haciendo limpieza y antes de tirar nada, nos ha regalado todo su material de laboratorio fotográfico, unos 15 carretes, la cámara y más cosas. 
la Blackbird Fly

Llegué a casa con mi cámara nueva más contenta que una niña en el día de Reyes. Ya tengo ganas de salir a hacer fotos y probarla.

jueves, 10 de julio de 2014

Verano Azul


Playa de la Mar Bella (foto: Id)

¿De verdad es verano? porque no lo parece... Así que ir de fiestas mayores ayuda un poco a hacerte a la idea que ya es verano. Eso y ver la reposición de Verano Azul en la tele por enésima vez.
Este año, las fiestas de la miniciudad de Id, a priori no parecían muy interesantes. Lo único destacado: una especie de festival de música independiente y un concierto de Els Pets (uno de mis grupos catalanes preferidos).
El sábado, aprovechando que sí hacía calor, quedamos con La Noia y La chica Azul para comer e ir a Sitges. Pero la ley de Murphy se impuso y terminamos en la playa de la Mar Bella. Como en verano los días parecen no terminar, de la playa nos fuimos todas juntas de fiesta mayor. Allí bailamos sardanas (bien, hicimos la coña), vimos una actuación dels Castellers, paseamos por la feria y cenamos. Después hicimos la frikada de ir al concierto del Dúo Dinámico (quería comprobar que realmente existían). Id flipaba porque conocía casi todas sus canciones (sí, me crié escuchando los recopilatorios de música sesentera de mis padres ¬¬'). De ahí nos fuimos a un concierto de un grupo desconocido llamado Pantaleó que me gustó bastante. Allí nos encontramos con otros amigos y estuvimos charlando hasta que el cansancio se impuso.

Castellers (foto: Id)

Al día siguiente tocaba Jornada Castellera. La ciudad de Id tiene la mejor colla castellera de Catalunya. Me emociona mucho ver castells en directo y tan de cerca; es muy impresionante y vibrante. Además tuvimos la suerte de ver algunos de gama alta y de mucha dificultad. 
Por la noche, cena con otros amigos y concierto de Me and the Bees. Más encuentros inesperados y el concierto de Els Pets. Bailar, cantar y saltar como si no hubiera un mañana. Es imposible no rendirse al directo de este grupo veterano que nunca defrauda. Bien, Id sí se pudo resistir. Ella no baila, NUNCA!! (es necesario emborracharla para que se suelte un poco).

Els Pets (foto: Id)

El lunes llegó el diluvio universal. Por fin pude descansar y dormir con truenos y una lluvia torrencial de banda sonora. Por la tarde, como todas las actividades de la fiesta se suspendieron por la lluvia, decidimos ir al Ikea a comprar una lámpara. A Id y a mí nos gusta mucho ir, aunque casi nunca compremos nada (solo chorradas como una taza o una ensaladera). Nos sentamos en "nuestro sofá" (ya hemos decidido que lo compraremos para nuestra futura casa), y vimos la gente pasar como si estuviéramos en el cine. Las habitaciones de Ikea te invitan a soñar, a imaginar lo que podría ser tu vida, cocinando en esas cocinas fantásticas y enormes, o leyendo en esas butacas tan cómodas bajo el abrigo de una lámpara. 
Id se hizo la tarjeta de Ikea (juro que no cobro ningún tipo de comisión por hacerles tanta publicidad) y tener ese trozo de plástico nos hizo felices, porque ponía la palabra "family".
Estos días de convivencia tranquila (por fin estamos solas en su casa!!) nos han ido de maravilla. Porque hablando de familia, no hay nada como hacer vacaciones de la propia!

viernes, 4 de julio de 2014

¿Y vosotras cuándo?


Photo Booth (fotos: Id)

Siempre que me alejo muchos días de la blogosfera, no sé cómo volver. No porque no quiera, sino porque no sé por donde empezar, tengo demasiadas cosas por decir. Este verano ha empezado poco caluroso, muy ventoso, pero cargado de actividad y noticias.

El sábado tuvimos la boda de nuestra amiga Cat, así que este año nos quedamos sin ir al Pride. Y eso que teníamos muchas ganas de ir, por eso que este año el desfile del orgullo caía justo en día 28. 
La boda estuvo muy bien; fue sencilla y próxima, como tendrían que ser todas las celebraciones importantes. Eso sí, antes de llegar al pueblo donde debía de tener lugar la ceremonia, sufrimos a mares porque nos enganchó un atasco monumental que nos hizo llegar tarde más de media hora. ¡E Id era la fotógrafa! Por suerte, al resto de invitados y a los novios les pasó lo mismo. ¡Uf!
Como viene siendo extrañamente habitual, durante el aperitivo, todo el mundo nos preguntaba: ¿y vosotras cuándo? Y es que la presión social hacia el matrimonio ya no es exclusiva de las parejas heterosexuales. Ante tanta insistencia, Id y yo siempre optamos por hacernos las suecas. Y es que no entiendo porque la gente tiene tanto interés en vernos casadas. ¿Por qué tienen ganas de ir a una boda bollo? Por qué les molesta la soltería ajena? 
Durante el baile, y como regalo para los novios, organizamos un photo booth que tuvo muchísimo éxito; sobretodo entre los niñ@s. 
Como la fiesta termino pronto, todavía tuvimos tiempo de acercarnos hasta Barcelona y disfrutar de la fiesta post-desfile en la Av. Maria Cristina. 
Esa noche, al regresar a casa, la fiesta continuo en mis intestinos; y es que el cabrón de mi estómago, al mínimo desenfreno, me responde con una bonita gastroenteritis.

Por suerte me recuperé a tiempo para ir a la comida familiar con los hermanos y el padre de Id. Y es que se necesita estar al 100% para aguantar este tipo de reuniones... El hermano de Id, que a partir de ahora llamaré el Fantasma, estaba especialmente imbécil y cretino. Ante él intento adoptar una actitud zen o "ignorer" pero Id no puede hacer lo mismo y acaba poniéndose mala de los nervios. Esta claro que si algún día nos casamos el Fantasma no irá a la boda. Lo excomulgaremos de la familia, hala!


Otro día, acompañé a Id a hacer una sesión de fotos clandestina. Y es que nos colamos en una fábrica abandonada para hacer una sesión de fotos a un grupo de rock. Los chicos de la banda eran muy majos y se prestaron a todas las indicaciones e ideas de Id. Fue divertido, y en algunos momentos un poco peligroso, entrar en un edificio en estado de abandono y semidemolición. Pero me sentí un poco como cuando era pequeña y jugábamos a colarnos en las casas en obras.

And last but not least, ¿os acordáis de la anécdota de la presentación del libro de Sansamba? Pues Susanna Martín, que es un encanto de persona, al leer lo que nos pasó se puso en contacto con nosotras y se prestó a quedar cuando quisiéramos para hacernos el dibujo-dedicatoria que quedó pendiente. El miércoles quedamos con ella, y a parte de ser supermaja y tomarse unas cañas con nosotras, nos hizo este dibujo tan precioso. ¡Muchas gracias Susanna!