jueves, 30 de abril de 2015

quien baila su mal espanta


Me gusta cuando los días de la semana juegan a disfrazarse de viernes, y por delante me espera un oasis de días sin despertador y mucho sol. Este puente promete ser legendario.

Esta semana que termina ha sido complicada. Por fin he plantado cara a un problema del trabajo que hacia tiempo que arrastraba. Me cuesta mucho enfrentarme a según que problemas; tengo pánico a las situaciones violentas, no físicas -que también- sino a las emocionales.
Me da rabia que la gente se aproveche cuando vas de buena fe. Definitivamente en este mundo no se puede ser siempre buena, te acaban tomando por tonta. Pero lo que más me duele es que eso te lo hagan amigos. Y es que trabajar para amistades tiene cosas buenas y malas. Al final, una frase, una insinuación, ha sido la gota que ha colmado el vaso y he dicho basta, me he plantado. Siento que el super buen rollo que había se ha roto, pero he ganado en tranquilidad y ahora trabajaré más a gusto.

con ese semblante he pasado gran parte de la semana

También ha sido una semana complicada en el plano familiar. Mi madre, ni que sea por teléfono, sigue teniendo el poder inmutable de hundirme con una simple frase. Alegremente, suelta palabras como sablazos que me hacen trizas la autoestima y el optimismo. Esa noche tuve sueños terribles que por suerte no recuerdo claramente. Con los años, sin embargo, he aprendido a recuperarme más rápido de sus ataques y juicios de valor. Alguna ventaja debe tener cumplir años...
Eso o he aprendido a ignorar esas voces interiores que a veces nos maltratan.

Sino, no hay pena que no alivie la música y un buen bailoteo. ¡Hace tanto que no salgo a bailar...! Tal vez lo solucione este domingo con Dolo ^^





sábado, 25 de abril de 2015

me gustaría recordar las frases más bonitas de todos los libros que he leído


Lo que no me gusta de coger libros prestados de la biblioteca es que tengo que devolverlos. Si además, el libro me ha gustado mucho, siento que me despido de un amigo al que no volveré a ver jamás. Sí, sí, ya sé que me estoy poniendo dramática, y que puedo volver a coger el libro en préstamo cuando quiera, pero como sucede con algunas amistades con las que siempre estás prometiendo quedar, eso no acaba pasando nunca. 
Cuando un libro me está gustando mucho suelo leerlo de una tirada, pero cuando llego a las últimas quince o veinte páginas sucede algo curioso. El tempo de lectura se ralentiza, tanto, que incluso dejo de leer el libro durante un par de días. Quiero evitar la despedida, el desenlace, el final de un viaje dictado por la tiranía del punto final.
Para que la separación resulte menos dolorosa, apunto los fragmentos o frases que más me han gustado como quien colecciona cabellos o objectos relacionados con una persona amada o un momento feliz.
Mi nuevo sillyphone ha resultado de gran ayuda en esta labor. En el bloc de notas, apunto ideas, impresiones, y también algunos fragmentos de novelas que me han fascinado. Eso hice con las dos novelas de Patrick Modiano (Un circo pasa y La hierba de las noches) que devolví a la biblioteca justo el día de Sant Jordi. 
Como pasa con todos los libros de Modiano, deben leerse con un mapa de París en la mano: la ciudad-personaje siempre presente en sus obras. La hierba de las noches me gustó especialmente y podría decir que, junto con El café de la juventud perdidaes una de mis novelas preferidas del autor.


Y de autor francófono a autora francófona; y es que para Sant Jordi Id me regaló la última novela de Amélie Nothomb: La nostalgia feliz. Ya he empezado a leerlo y me encanta. Soy muy fan de las ficciones autobiográficas de la escritora belga.
Y como he sido buena (le regalé a Id el libro de cocina de Jaime Oliver, Comfort Food, que me pidió) ella me regaló dos libros: el de Nothomb y Para acabar con Eddy Bellegueule, de Éddouard Louis, otra novela autobiográfica que ha sido un fenómeno literario en Francia. Una historia que tenía ganas de leer después de esta entrevista.


También tuve mi rosa de Sant Jordi e hicimos la tradicional paseada por las Ramblas. El 23 de abril es uno de mis días favoritos del año. La ciudad está preciosa, llena de rosas y libros. A pesar de ser un día laborable, el ambiente es festivo, ligero, y se respira una alegría contagiosa en las calles. 
El día antes habían operado a Id de la nariz (una intervención sencilla, de nivel ambulatorio) por lo que no sabíamos si podríamos celebrar el Sant Jordi en Barcelona. Además, justo salir del quirófano la llamaron para trabajar al día siguiente. La pobre tuvo que decir que sí.
Así que después del trabajo quedamos en Barcelona para celebrar el Sant Jordi juntas. Paseo esquiva multitudes hasta las Ramblas y parada en el Mistral para merendar. Vimos escritores firmando libros con colas kilométricas, y otros de brazos cruzados, solos,  intentando evitar que esa soledad se les reflejara en la mirada. Los escritores sin colas me dan tanta pena que siento el impulso de comprarles el libro para que lo puedan firmar. 
Llegamos a casa agotadas pero con ese cansancio agradable que provoca haber pasado un día feliz. 

Y vosotr@s, ¿qué libro os regalaron, o comprasteis, el Día del Libro?

lunes, 20 de abril de 2015

los conciertos son mejores en primera fila


Josh Rouse 

Es extraño escuchar en directo la misma canción que esa misma mañana sonaba en tu iPod camino del trabajo. Sobretodo teniendo a su autor a escasos metros y -debido a esa proximidad- con la sensación que te la está cantando para ti sola. Es un gustazo ir a un concierto de pequeño formato y poder estar en primera fila sin empujones ni agobios. 
Hacía días que había comprado las entrada para el concierto de Josh Rouse en Barcelona, pero como el sr. Murphy siempre ronda cerca (tenemos antecedentes de ello con el tema entradas) no lo decía muy alto, ni pensaba mucho en ello, no fuera a gafar la noche...Pero finalmente llegó el jueves y no pasó nada.
Llegamos temprano al local y pudimos situarnos en primera fila. Id disfrutó haciendo fotos tranquilamente y yo gocé del placer de escuchar música en directo.
Josh Rouse, como sí le sucede a otros cantantes, no decepciona para nada en directo. Cantó, sobretodo, temas de su último disco (The Embers of Time) y algunos éxitos de trabajos anteriores. Incluso se atrevió con una versión de Man On the Moon en solitario. El único pero: a pesar de que el público se lo pidió varias veces, no tocó ni Quiet Town (uno de sus grandes éxitos) ni Valencia. Una lástima, porque hubiera sido la guinda perfecta para un gran concierto.

Antes de ir al concierto, también tuve tiempo de pasar por la peluquería. Mi amiga Mei dice que cuando tiene un día de mierda, ir a la pelu le sube la moral. A mí, en cambio, me la merma. Queda claro que tengo un problema comunicativo con las peluqueras; yo les explico lo que quiero, y a continuación, ellas hacen lo que les da la gana. Esta vez, sin embargo, hubo una chispa comunicativa y el resultado se aproximó vagamente a lo que yo quería.
Id dice que ahora tengo un aire a Ruby Rose (sí, me quiere tanto que el amor le ha nublado la vista. Más que 'un aire' tengo un 'soplido'...). Y hablando de ella, ya queda poco para verla en la 3a temporada de Orange is the new black! Qué ganas tengo! 

Ruby Rose, nuevo fichaje de la 3ª temporada de OITNB

Esta semana también han empezado las nuevas temporadas de Orphan Black y Juego de Tronos (ya hemos visto hasta los capítulos filtrados). Sumadas a las series que ya estamos siguiendo (Once upon a time, One big happy, Vikings, The Big Bang Theory...) no damos abasto.

martes, 14 de abril de 2015

alegría de colores


Ya sabía que pasaría, por eso no le hago mucho caso a los días tontos. Si en el post pasado -después de las vacaciones de Semana Santa- estaba de bajón, esta semana la he empezado con los ánimos estratosféricos. Gran parte de la culpa la tiene haber ido al Holi de Barcelona. Me lo pasé genial y eso que odio las multitudes!
Misántropo se apuntó a venir con nosotras. Idgie y él se llevaron las cámaras reflex forradas y reforradas para poder tomar fotos durante el Holi. 
Nuestro primer baño de multitudes lo tuvimos en el metro. Los vagones iban tan a rebosar, que era imposible que subieran más de tres personas por convoy. Así que optamos por coger un bus y acertamos de pleno: iba medio vacío y llegamos en seguida. 
Una vez encontramos el lugar, compramos un par de bolsas de polvos de colores y nos metimos -todavía impolutos y blancos- en medio de la muchedumbre. A los dos segundos ya estábamos manchados: al vernos tan blancos, "los sucios" nos acribillaban con colores. Misántropo, que lleva barba hispter, acabo con barba verde. Id, que iba con la cámara en mano, recibía ofertas de "¿me haces una foto?" a diestro y siniestro. Había gente de todas las edades, aunque los adolescentes eran muy nombrosos. Mucho postureo, palos de selfie, y fotos para fardar luego en las redes sociales (ahí he pecado yo también un poco... ¬¬')


Como nos habíamos perdido la tirada del mediodía, nos tomamos unas cervezas, hicimos algunas fotos y el tiempo nos pasó volando.
El ambiente se iba volviendo más animado a medida que se acercaba la hora de la segunda tirada de colores. Todo el mundo tenía en las manos una bolsa de polvo y empezó la cuenta a tras. Palos con smartphones, gopros, cámaras de fotos levantados...
Five, four, three, two, ONE!!! Y el momento se cargó de tanta energía positiva que resultó mágico. Una euforia colectiva estalló junto a un mar de colores flotando en el aire. Una atmosfera de polvo y alegría invadió la masa que celebraba entusiasmada la llegada de la primavera.
Poco amante que soy de las multitudes, me sentí muy a gusto en todo momento. El buen rollo que había y la descarga colectiva de energía positiva ayudó mucho.
Id hizo unas fotos brutales. Mirad como acabó su cámara!


Lo que está claro es que el año que viene pensamos repetir.

Y hablando de smartphones... me he autoregalado uno porque el que me dio mi hermana empezaba a fallar. Así que he pasado de tener un minimóvil, a cargar con un tabletophono. Qué asco me doy! En fin... sabía que acabaría cayendo... Y además me estoy viciando a los juegos! Mientras no me vuelva zombimóvila perdida como el resto de pasajeros que cada mañana suben al tren... 


lunes, 6 de abril de 2015

impasse



"Some days I'm golden, others days I'm bad" canta Josh Rouse, y le entiendo perfectamente. Su nuevo disco (The Embers of Time) me está gustando mucho, me acompaña cada mañana en mi viaje diario en tren mientras leo o me da por imaginar cosas curiosas, como la vida secreta del resto de pasajeros.

Ayer volvimos de las vacaciones de Semana Santa en mi minipueblo y nos encontramos con colas kilométricas en la carretera, aunque por suerte el atasco no nos pilló de pleno.


Era la primera vez que Id pasaba estas vacaciones conmigo. La he llevado de excursión a un antiguo poblado íbero con unas vistas espectaculares de mi comarca; hemos visitado a mis primos y sobrinos en un pueblecito del Priorat; hemos hecho una excursión a las orillas del río; conducido un descapotable; repartido Monas a mis dos ahijadas; jugado a la wii con mis sobrinos; quedado con amigos; ido a la playa; hecho centenares de fotos...


Así que tanto esperar las vacaciones me han pasado volando. Me he quedado con la sensación que todo ha pasado demasiado deprisa, como si me hubieran estafado. Hoy, a parte del empache que tengo por comer tanta Mona, siento ese vacío infranqueable que siempre sigue a la palabra 'fin'.

Mañana vuelta al trabajo y a la rutina que dictan los relojes. Como Josh Rouse, hay días que me siento 'golden' y otros, 'bad', sin la energía necesaria para buscar otra meta que me motive y me ponga en marcha. Estos días de vacaciones frenéticas me han dejado física y anímicamente agotada. 
Odio los días de impasse, aunque sepa que son necesarios para volver a situarme.