miércoles, 30 de mayo de 2018

canto a la vida sííí



Solo hace falta un paseo en moto por Barcelona en primavera para volver a enamorarme de esta ciudad. Y eso que durante estos meses de invierno he soñado con huir. Bien, todavía no tengo claro que voy a hacer con mi vida en un futuro... Pero la primavera consigue que  vuelva a vivir en presente. 

En el trabajo me propusieron, durante unos meses, probar una experiencia distinta en otro departamento y trabajar a tiempo completo. Mi bolsillo lo ha agradecido; pero durante este tiempo, han desaparecido mis ganas de hacer nada salvo vegetar en un sofá mirando la tele o dormir.
Ganar un buen sueldo o dejar de vivir, ese parece ser el dilema. Todavía me queda un mes de casi no vida, pero esta semana de vacaciones me ha permitido recuperar las ganas de leer, escribir, escuchar música, quedar con amigos... 

Mi lista de libros pendientes aumenta, y eso me genera estrés. Más bien me lo genera la idea de los cientos de libros que no podré leer antes de morir. Lo mismo me pasa con la música, el cine y otras cosas. 

Hablando de años, el viernes, al volver a casa, me encontré una sorpresa inesperada: Id me había organizado una fiesta sorpresa de cumpleaños (de hecho mi cumple es mañana). Nunca me habían hecho una fiesta sorpresa y fue abrumador. Me hizo una ilusión tremenda ver que mis amigos habían hecho el esfuerzo de venir (algunos desde fuera y otros con complicaciones familiares). La fiesta me pasó volando y cuando terminó, me quedó un poso de tristeza -porque ya había terminado- y de gratitud por la suerte que tengo de tener toda esa gente maravillosa en mi vida. Sí, estoy un poco sensible jajaja


Pero es que durante estos meses que he estado ausente del blog, he pasado por unos problemas médicos que me han tenido en vilo durante semanas. Pruebas y más pruebas médicas, con la incertidumbre terrible que eso supone. Por suerte, todo acabo con un alivio enorme al escuchar la palabra "benigno". 

Estoy leyendo el libro de Erling Kagge, El silencio en la era del ruido, y justamente esta mañana leo:
"Sí, tememos a la muerte en diversos grados, pero el miedo de no haber vivido aun es más intenso. Este miedo crece cuando nos acercamos al final de la vida, cuando nos damos cuenta que empieza a ser demasiado tarde." 
Un toque de realidad para ser consciente de lo frágil que puede ser todo. Y lo más importante: que la vida es Ahora y Aquí.  

Entre los regalos que me hicieron: esta preciosidad de disco y un tocadiscos para poder escucharlo.