sábado, 4 de agosto de 2018

caminaremos por el paso del tiempo


foto: Jacques-Henri Lartigue

Daría lo que fuera por un verano como los de antes, de esos que duraban tres meses y en los que incluso cabían ratos para el aburrimiento. La rutina era levantarse cuando te despertabas, desayunar e ir a la playa. Volver para comer, siesta, leer, salir a pasear y tomar algo cuando el calor ya remitía. Noches al fresco hablando de lo que nos esperaba y mil planes por cumplir.

Esta semana de vacaciones en el pueblo ha sido como volver a un verano de la adolescencia. Regresar a casa de mis padres siempre es un viaje al pasado. Mi antigua habitación, mi cama de antes, los mismos roles familiares de los que intentas huir  inútilmente. 
Mañanas de piscina, lecturas a la sombra, siestas con aire acondicionado... 
Mis sobrinos son casi adultos. Mi relación con ellos va mutando. El otro día salí a tomar algo con mi sobrino el mayor, que ya tiene novia, y mientras yo me tomaba un cerveza él se bebía un cubata. También me he enterado que una de mis sobrinas es bisexual y "está de lío" con otra chica. 

Tengo la sensación que todo cambia pero en esencia sigue siendo lo mismo. En los pueblos el tiempo es circular mientras que en la ciudad me parece lineal. 
Id vendrá a pasar el fin de semana y eso introducirá un elemento de presente que me ayudará a romper el efecto de flashback que he tenido toda la semana. 

Hablando de flashbacks... Estas vacaciones he leído un libro que me ha fascinado: Permagel, de Eva Baltasar (Premi Llibreter 2018). 

foto: hiro

Lo compré medio por casualidad y fue empezar, y no poder parar de leer. Sin duda, el mejor libro que he leído este año. Permagel hace referencia a la parte de la tierra que no se deshiela nunca, pero también es una metáfora sobre la capa que reviste a la heroína del libro. 
Explicado a través de saltos temporales, la protagonista -lesbiana con tendencias suicidas- nos habla de la relación con las mujeres de su vida: madre, hermana, sobrinas, amantes... De la no-maternidad, del sexo, del miedo, de su incapacidad por encontrar su lugar en el mundo y relacionarse con los demás. Pero la mejor baza del libro es esa voz narrativa que seduce con su lenguaje poético, crudo, contundente, con imágenes sorprendentes y de un lirismo, que dan ganas de subrayar frases enteras. Como esta: "La fuerza del miedo es la suma de cada pequeño sueño reducido a polvo".
En muchos momentos me he sentido muy identificada.. Es un libro que desprende verdad.

Permagel formará parte de una trilogía de novelas con protagonistas femeninas. Así que impacientemente esperaré las futuras publicaciones de Eva Baltasar: BoulderMamut, las dos novelas que completarán la trilogía.

¡Os lo recomiendo muy mucho! (creo que ya ha salido la edición en castellano.)