foto: Idgie
Esa mañana Id me despertó con un desayuno sorpresa. Bajo un punto de libro con una rosa dibujada me esperaba Carol, de Patricia Highsmith, con la nueva edición que L'Avenç ha sacado de la novela en catalán.
Yo conseguí engañarla diciéndole que todavía no le había comprado ningún libro. Y cuando menos se lo esperaba, lo encontró en un rincón de casa. (Bien, el libro no era precisamente pequeño, así que no le costó demasiado.) Le regalé un libro ilustrado muy bonito titulado Atlas del Mundo. Solo hojeándolo, la imaginación se escapa volando a explorar países y lugares desconocidos.
Eso me recuerda cuando era pequeña, y podía pasarme horas haciendo girar el globo terráqueo-lámpara que mi hermana mayor tenía en su habitación. Con los ojos cerrados, detenía su giro con el dedo índice, que era quien decidía -en un delicioso juego de azar- donde sería mi próximo viaje mental. Algo así consigue despertarme el Atlas ilustrado que ahora descansa en nuestra estantería-biblioteca.
Eso me recuerda cuando era pequeña, y podía pasarme horas haciendo girar el globo terráqueo-lámpara que mi hermana mayor tenía en su habitación. Con los ojos cerrados, detenía su giro con el dedo índice, que era quien decidía -en un delicioso juego de azar- donde sería mi próximo viaje mental. Algo así consigue despertarme el Atlas ilustrado que ahora descansa en nuestra estantería-biblioteca.
Al mediodía fuimos a pasear por Barcelona. Quien pensara que un Sant Jordi en día festivo sería un fracaso estaba totalmente equivocado. Como me temía, el centro estaba tomado por las masas que invadían la carretera a pesar de los cláxones amenazadores de los coches. Delante de la casa Batlló, decorada para la ocasión con miles de rosas, la guardia urbana a caballo tuvo que poner orden. Todo el mundo quería hacer fotos, un put* selfie sin importarle que para conseguirlo tuvieran que repartir codazos.
Conseguimos llegar a Rambla Catalunya para refugiarnos, en un bar, de la multitud y el calor. Cuando volvimos a salir, la gente había amainado un poco y era posible pasear y mirar libros! En una parada, le compré un segundo libro a Id. En este caso lo escogió ella: Fes-t'ho tu mateix, un libro DIY para alimentar su afición macgyvera.
En otra parada, ella me regaló el segundo volumen de la tetralogía de Elena Ferrante (ya lo he empezado).
Seguimos bajando las Ramblas hasta que nos cansamos de tanta aglomeración.
Esa noche habíamos quedado con MPop y Swank para ir a un concierto de Les Sueques (sí, otra vez ^^'). He conseguido que MPop sea tan - o más fan- que yo del grupo (aunque lo cierto es que está colada por la guitarrista). Llegamos al Apolo justo a tiempo, disfrutamos del concierto, nos tomamos unas copas y nos fuimos a cenar.
El domingo estábamos tan agotadas que cancelamos un comida que teníamos en Sitges. Creo que tanta hiperactividad me está empezando a afectar; es lo que tiene querer abarcarlo todo. Pero es que la primavera me sube la "serotonina".