viernes, 30 de diciembre de 2016

al menos estás viv@

(faltan Carrie Fisher y Debbie Reynolds)

No hay nada como esperar lo peor para que luego todo se quede en nada.
La parte de las fiesta navideñas que tocaba pasar con mi familia ya ha terminado. Ahora solo quedará celebrar el día de Reyes con la familia de Id (y el plasta de su hermano...).
La comida navideña y de Sant Esteve estuvieron bastante entretenidas. Id se siente más a gusto en mi casa, con mi familia, que yo misma. El día de Navidad, cuando me levanté, me la encontré ayudando a mi madre en la cocina. Habían desayunado juntas y charlado sobre plantas, recetas..., como si fueran íntimas. Mis sobrinos, literalmente, están siempre encima de ella (ahí ya me pongo un pelín celosa). 
La comida de Navidad fue bastante ruidosa. Mi hermana pequeña estaba en modo 'drama queen' en toda su esplendor. Mi hermana mayor chinchona como siempre; y mis sobrinos -en plena edad del pavo- discutiéndose por chorradas, y mi madre gritando "¡Ya bastaa de tonterías! que se enfría la sopa!!!" 
Después de comer y cagar el tío, hicimos un mannequin challenge familiar. Mientras estabamos clavados como estatuas y grabando, oímos que alguien se acercaba por el pasillo. "¿Quién debe ser?" pensamos todos en silencio mientras nos repasábamos uno a uno de reojo. Mi hermana pequeña se plantó en la puerta del comedor, y al ver que estábamos haciendo el mannequin sin ella, se marchó enfadada a su habitación dando un sonoro portazo. ¡Nadie -ni siquiera su novio- se había dado cuenta de que faltaba! Entonces empezó el show de ir a consolarla e intentar convencerla para que volviera al comedor a repetirlo. Después de varios intentos, mi hermana mayor consiguió convencerla. Así que volvimos a nuestras posturas maniquís y repetimos el vídeo. Lástima que Id no saliera porque le tocó -como siempre- grabar la escena.

El día de Sant Esteve ya fue más tranquilo. Fuimos a pasear hasta el río (que frío hace en mi pueblo!!), vimos pelis en familia, jugamos al Rummy, e Id se pasó algunas horas editando las fotos del concierto al que fuimos el viernes. Esa noche habíamos quedado con el chico dEsoRdeNado y acabó siendo una noche surrealista y muy divertida. De presenciar las pruebas de sonido de la banda, a cenar con ellos y que nos colaran gratis en su concierto. Estuvo genial! 


Hablando de música y artistas, vaya año llevamos... Que pena lo de Carrie Fisher y su madre..! Id era muy fan. Ayer por la noche, en homenaje, vimos Postales desde el filo con los comentarios hilarantes de Carrie.

Carrie Fisher observando a su madre, Debbie Reynolds, en el escenario (1963)

Supongo que este será mi último post del 2016. Ahora tocaría aquello de hacer balance del año y propósitos -llenos de buena voluntad pero sin pizca de ella- para el 2017.
Cuando miro hacia atrás e intento definir como ha sido este año solo me sale el adjetivo: raro/extraño. Los primeros meses del 2016 casi no los recuerdo, son como una nebulosa de semanas de estrés y ansiedad. La resta del año fue mejorando, y si lo pienso bien, en lo que a mi vida personal y sentimental se refiere, ha sido un año fabuloso. Otra cosa ha sido mi vida laboral...

¿Propósitos para el 2017? mmm.... Actualizar más el blog? Vivir con más ganas todavía, con coherencia, reír más, amar más, leer más... Esto último me lo ha antojado mi amiga Tempesta, que se ha propuesto, para el año que viene, el 'challenge' de leerse 45 libros en un año. En su blog, que os animo a visitar, irá compartiendo sus opiniones lectoras. 
Yo no creo que llegue a los 45 libros, pero si son la mitad ya estaré contenta.

Ya solo me queda desearos a todxs, Feliz Año Nuevo!!


viernes, 23 de diciembre de 2016

una Hiro de ocho años

 Mary Badham (foto: Leo Fuchs)

Mi hermana pequeña me había advertido que era muy mala, que me aburriría, que la última hora solo eran tiros y más tiros. Con estas perspectivas fui a ver Rogue One
No me considero una friki de Star Wars, pero esa niña que persiste en mí, aún siente debilidad por las películas de aventuras espaciales. A pesar de las advertencias de mi hermana, o tal vez por ellas, me gustó la película.
Cine de aventuras, épica con un punto de innovación dentro del universo Star Wars y con una emocionante aparición final de Darth Vader. 
Como he dicho, a los ocho años me pirraban las pelis de superhéroes, de aventuras, y de ciencia ficción (me pasaba horas dibujando naves espaciales). Así que cuando entré en la sala, se apagaron las luces y (después de media hora de anuncios interminables) aparecieron las letras con tipografía galáctica de "Rogue One", mi sentido crítico bajó el listón hasta los ocho años y disfruté de la película como una cría. ¡Lo que hubiera dado a esa edad por tener a una heroína como Jyn Erso (Felicity Jones) o la Rey (Daisy Ridley) de "El despertar de la Fuerza" con la que identificarme..!
Así que no toméis demasiado en serio mi valoración de la película: es la misma -pero sin mucho menos entusiasmo- que os habría hecho un Hiro de ocho años.


Y es que, ¡cómo me gustaría volver a sentir como era tener ocho años! Vivir con esa intensidad que da estar siempre en el presente, sin tener conciencia del tiempo. Con esa energía y pureza... Cuando el mundo todavía no me había modificado ni confundido. O eso me parece ahora en perspectiva...


Tal vez todo sea consecuencia de leer demasiado a Taniguchi. Sus libros me dan ganas de vivir de una forma más pura y sencilla. Me fascina como sus historias, en las que parece no suceder nada, consiguen transmitirme esa sensación de sosiego y serenidad.
Se acerca la Navidad y las temidas reuniones familiares -que este año prometen conflictivas- así que, ahora más que nunca, necesito mucha calma y tranquilidad. 

miércoles, 14 de diciembre de 2016

now it's me

                                                           Annemarie Schwarzenbach

En un momento de El Café Celestial, Stuart Murdoch pregunta a los lectores qué hacemos, o qué nos gustaría hacer, en los momentos en que nos sentimos completamente libres. Y si esos momentos -finalmente- los ocupamos de las maneras más ridículas o aburridas posibles. 
Desde lo que llevamos de año, no ha sido hasta este último mes, que me he sentido en disposición de responder a esa pregunta. 
Libre de ataduras laborales he recuperado el placer de las horas muertas, de vivir a mi ritmo, de sentirme también culpable por esta especie de vida golfa sin horarios.

Mi vida social se ha reactivado a mil este último mes, y eso me encanta.  Además, Id parece estar de suerte con el tema fotos; en este último mes le han surgido tantos encargos que ahora me dedico a llevarle la agenda.   

He recuperado el placer de la lectura, y junto a mi amiga Jeia me he apuntado a un club de lectura bollo. El primer libro a comentar fue Tipping de Velvet (El lustre de la perla), de Sarah Waters. Me lo releí en tres días (lo había leído por primera vez hace años), y quedamos un domingo para comentarlo en grupo. A pesar de que no nos conocíamos de nada y éramos un grupo muy heterogéneo -que no hetero- nos lo pasamos genial y empezamos a hablar entre nosotras como si nos conociéramos de toda la vida. Esas cosas que pasan cuando hablas con completas desconocidas. Fue una experiencia curiosa y muy divertida. Ya veremos como evoluciona el grupo de ahora en adelante.
De momento el próximo libro a comentar será Orlando, de Virginia Woolf. Si alguna de vosotras está interesada, le puedo pasar el link del grupo en privado.


También he recuperado el tiempo para ir al cine: os recomiendo La Llegada y Sing Street).
Ver series: ya he visto Las 4 estaciones de las chicas Gilmore (sí, que pasa? era fan de la serie, aunque nunca entendí como una chica tan guapa y lista como Rory pudiera liarse con un capullo como Logan, cuando lo más inteligente era que fuese lesbiana).
Ahora estoy enganchada a This is Us -merecidísima nominación a los Golden Globes como mejor serie del año. Y aunque no miréis Black Mirror os recomiendo uno de los mejores capítulos de la serie, el de San Junipero (ais... esa Mackenzie Davis... en algunos momentos me recuerda a Id).

Mackenzie Davis (Black Mirror)

Y por fin he podido ir al MNAC a ver la exposición sobre Marianne Breslauer. Una exposición sobre el viaje que la fotógrafa realizó junto a la periodista y escritora Annemarie Schwarzenbach en 1933 a Barcelona, Sant Cugat, Andorra, el País Vasco y los Pirineos. Además se pueden consultar los álbumes personales de Marianne Breslauer en formato digital. Me fascina esa época, y sobretodo la figura de Annemarie Schwarzenbach y su vida convulsa. Al salir de la exposición, y a pesar de habérmelo leído ya, me compré uno de sus libros. 
Otra exposición que intento no perderme ningún año es la del World Press Photo en el CCCB. Fui con Id a la inauguración y como siempre salí muy afectada. Rabia, compasión, tristeza, asco, asombro... se suceden o se mezclan ante las historias e instantáneas que van recordándote lo miserable y atroz que es el mundo y el ser humano. 

Y otra cosa que echaba de menos, y que he vuelto a recuperar, es el placer de investigar y descubrir música nueva. Por fin tengo una lista de reproducción nueva en mi iPod llena de temas como estos:


martes, 15 de noviembre de 2016

we come from the same place



Ayer Id y yo cumplimos siete años. Ante semejante acumulación temporal admito que siento cierta aprensión. Pero no me malinterpretéis: no es por pánico al compromiso, o a sentirme presa, sino porque la rapidez incontrolada con la que se han sucedido estos años me da vértigo. El tiempo pasa demasiado deprisa! 
Aunque suene a tópico ñoño -como le dije a Id- cada día que pasa siento que la quiero más, así que no me asusta la cantidad, mientras la calidad continúe siendo igual de buena.

Ayer, depués de cenar en uno de nuestros restaurantes favoritos, subimos hasta Montjuïc a contemplar la superluna ("me la imaginaba más grande"). Desde la escalinata que culmina con el Palau Nacional de Montjuïc se tiene una panorámica nocturna de la ciudad muy hermosa. Barcelona iluminada, se despliega bajo tus pies. En ese silencio que acompaña la contemplación, sientes vibrar la ciudad con esa energía que conozco tan bien y que ya siento tan mía. Entonces recordé algunos de los momentos e instantes vividos durante estos siete años. Recuerdos que se encuentran esparcidos por tantas calles, plazas, playas y rincones de la ciudad, que en cierto modo, se podría decir que Barcelona también forma parte de nuestra relación. Somos pues un trío?

Paradójicamente, ya celebramos nuestro aniversario hace un semana huyendo de ella y su "mundanal ruido". Por fin Id y yo disponíamos de unas vacaciones juntas, así que fuimos a pasar unos días a la Vall de Boí, en los Pirineos. Conozco poco las montañas, siempre me he considerado más de mar, aunque tras esta experiencia eso podría cambiar. 
La belleza del otoño, con sus brumas y el espectáculo cromático de los bosques con el cambio de hojas es apabullante. Emoción que los reflejos en estanques y lagos pirenaicos multiplican por dos.


Cuando vuelvo de un viaje me cuesta verbalizar la experiencia de inmediato. Es como si necesitara que toda la experiencia vista, olida, sentida y oída reposara y fermentara para transformarse en recuerdos, para que adoptara forma y orden.
A pesar de la lluvia y una niebla que se deslizaba fluida entre las hondonadas, nos lo pasamos genial. Id se hartó de hacer fotos (hacía tiempo que no la veía disfrutar tanto con la cámara); subimos a las montañas, a los lagos, hicimos senderismo, nos entusiasmamos con las vistas del valle... El último día el sol y la nieve hicieron acto de presencia para sorprendernos con nuevos paisajes y temperaturas.



Visitamos iglesias románicas: pequeñas, pero igualmente espectaculares. Pensar que esos muros y campanares de piedra hace tantos siglos que aguantan estoicamente las inclemencias del tiempo y los años me hace sentir pequeña e insignificante. Ahí estaban antes de que naciera y ahí seguirán cuando me haya ido.


El tiempo es finito, y aunque nos hubiéramos quedado una semana más, las malditas obligaciones y sus rutinas nos reclamaban de vuelta. 
Partimos con pena y con un arcoíris (todo muy gay) en el cielo. Pero al vislumbrar las primeras luces de Barcelona me invadió esa sensación extraña de orgullo que experimentamos al volver a casa después de un viaje. "No hay nada como el hogar" que diría Dorothy... pero es necesario partir para experimentarlo. Nomadismo vs. sedentarismo, otro eterno dilema. 
Sea como sea, me alegró volver porque era la primera vez que Id y yo, las dos juntas, regresábamos juntas a "nuestra casa". Y esa sensación de pertenencia es tan nececesaria como la de libertad.

jueves, 27 de octubre de 2016

palabras que regresan

foto: hiro

Siento como si volviera de un lugar lejano; o de ninguna parte. En cierto modo así es.
Durante este año ha habido momentos en los que he sentido que me perdía y que lo único que tenía de verdad era un vacío. Suena extraño, pero no sé expresarlo de otra manera. Una especie de entumecimiento que me dejaba sin ganas de leer, escribir y soñar. ¿Por exceso de exposición a una realidad alienante? tal vez... Lo único que sé es que por fin empiezo a "sentirme" de nuevo. 
Eso no quita que haya tenido momentos de felicidad, que como bombonas de oxígeno, me han mantenido a flote.
¿Y ahora qué? ya se verá... Durante unos días quiero dejar algunas cuestiones en stand by hasta que tenga ganas y fuerzas para enfrentarme a ellas. Un pequeño lujo al que creo tener derecho.

Los que me conozcáis, no os preocupéis al leer esto (desventajas de que algunxs lectorxs del blog me conozcan personalmente). Estoy bien, de hecho mejor que nunca y con ganas de retomar muchos de esos proyectos que siempre flotan por mi mente.

Sigamos pues...


lunes, 29 de agosto de 2016

el olor a pinar siempre me hará viajar a los veranos de mi infancia



Hay veces que me cuesta volver aquí, pero siempre acabo regresando. ¿Seguiré escribiendo en este blog dentro de diez años? quien sabe... Hace tiempo que asumí que en esta vida lo único seguro es la incertidumbre. 
Trabajar en agosto no me ha resultado tan duro como pensaba. Aunque el aburrimiento ha hecho que todavía encuentre más absurdo mi trabajo y mis compañeros. El jueves y el viernes me los cogí de fiesta (todavía me quedan días de vacaciones que reservo para septiembre). Me gustó levantarme temprano y desayunar en el balcón mientras observaba despertarse al barrio; ventajas de tener un balcón en un chaflán del Eixample. 
También fui a la biblioteca, y me emocioné tanto, que salí con cuatro libros y dos cds. Entrar en una librería y una biblioteca siempre tendrá para mí algo balsámico. Nada malo puede ocurrirme ahí. Además, me encanta dejarme seducir o sorprender por los libros que encuentro por azar. 
Así topé, en la sección de cómics, con La espinaca de Yukiko, de Frédéric Boilet, una novela gráfica que hacía años que quería leer y que casi había olvidado.
També me encontré con Riot grrrl, revolution girl style now, un libro que recoge la historia del movimiento Riot grrrl con una infinidad de material gráfico fascinante. A ver ahora si encuentro tiempo para leer éste y todos los libros que tengo pendientes y apilados en casa...
Hablando de bandas de chicas, repetimos concierto de Les Sueques -con este creo que van seis- durante las fiestas de Gràcia. Cuanto más las escucho en directo, más me gustan. También fuimos a ver las calles adornadas, pero este año con más calma. También salimos un par de noches aunque esto supusiera estar hecha una mierda al día siguiente en el trabajo (trasnochar, beber y trabajar, empieza a ser un misión imposible).



También ha habido tiempo para miniexcursiones por la Costa Brava para pasar el día con Diseñadora y su familia. Adoro a sus dos niños que aún reconocen a la pequeña que vive en mí y me invitan a jugar con ellos a exploradores. Me regalaron incluso una valiosa linterna mágica como premio: "Así podrás jugar a exploradores en tu casa". Me hicieron recordar lo fantásticos y mágicos que eran los veranos de antes. 
El olor intensa a pinos también me los recuerdan, por eso me gustó tanto pasear en moto con Id por la carretera de Vallvidrera. 
El jueves fue su cumpleaños y le regalé una GoPro (no sé la esperaba para nada) así que la sujetamos en la moto y grabamos la excursión. Ayer por la mañana fuimos a la playa y la probamos bajo el agua. La verdad es que mola mucho. Después comimos pollo alas como en los domingos de mi infancia.

Sí, estoy un poco nostálgica, pero hace días que tengo esa sensación tan odioso que me invade cada año a finales de agosto. El verano se acaba, el verano se acaba... y no me siento preparada para afrontar el otoño y otro invierno. Pero luego me digo que aún queda septiembre, y la experiencia me dice que puede llegar a ser un buen mes. 


miércoles, 10 de agosto de 2016

vacaciones boomerang

ejemplo de vídeo boomerang sacado de internet

Últimamente me he aficionado a hacer boomerangs. Me chifla eso de atrapar un momento y poder jugar con él; supongo que  alimenta la ingenua fantasía de que soy capaz de manipular minímamente el fluir del tiempo. Nada más alejado de la realidad, claro está, porque si así fuera hubiera alargado mi semana y media de vacaciones como un chicle.

Ayer tenía tantas pocas ganas de volver al trabajo que, sin querer -o no-, me pasé de parada de metro. Si llego a hacer un mes de vacaciones, como algunos de mis compañeros, no hubiera regresado. Mientras iba en metro fantaseaba con eso, con la idea de desaparecer y no dar ninguna explicación a nadie. Tal vez por eso me pasé de parada...
Así que llegué un poco tarde, pero no pasa nada. Lo único bueno de mi trabajo es que, dentro de unas horas fijas, tengo flexibilidad horaria a la hora de entrar y salir. 
Los pocos compañeros que quedan todavía en la oficina tampoco tenían ganas de trabajar, así que cada mañana nos pasamos una hora charlando y holgazaneando (eso de no tener jefes durante este mes mola!). 
Trabajar en agosto en esta ciudad tiene algo de onírico. Las calles, a primera hora de la mañana, están desiertas, al menos las no turísticas, y casi todas las tiendas y bares de mi barrio están cerrados. Ahora no sé dónde ir a comprar buena fruta y verdura.
En el trabajo, las oficinas de mi planta están en un silencio tan extraño que parece post-apocalíptico, cuando lo normal es oír el discurrir continuo de voces y teléfonos. Si mi trabajo fuera siempre igual de tranquilo y placentero, no estaría contando los días que me quedan para terminar mi contrato.

Por suerte todavía me quedan algunos días de vacaciones a finales de mes y otros en septiembre. A ver si entonces puedo hacer algún viaje-escapada con Id. Este mes también le ha tocado trabajar, así que durante mis vacaciones pasé algunos días con ella en Barcelona y luego me fui al pueblo porque eran las Fiestas Mayores.
Allí volví a recordar lo insoportable que puede ser la convivencia con mi madre y mi hermana-3 La Gruñona. Por suerte están mis sobrinos (que están enormes!), e Id vino a rescatarme durante el fin de semana.

También nos hemos puesto al día con las series que teníamos pendientes (ese final de Orange is the New Black!!) y nos ha entusiasmado Stranger Things (aix...! Winona Ryder...! mi amor platónico adolescente..!). Ese rollo nostálgico ochentero repleto de referencias ha enamorado a todos los que fuimos niños durante esa década.


También tengo gafas nuevas. Ahora, en palabras de Id, parezco una intelectual republicana. Vete tú a saber que quiere decir eso... Supongo que que tengo una cara de "niña-buena-que-no-ha-roto-nunca-un-plato" que no se aguanta. Bah!


martes, 2 de agosto de 2016

La chica que no sabía deletrear su nombre

foto: hiro

Desde el viernes que estoy de vacaciones! Iuujuuu! Las necesitaba. La última semana en el trabajo fue una locura; mi cabeza estuvo a punto de explotar y llegué a niveles de estrés casi insostenibles. Así que mi primer día de vacaciones lo dediqué a relajarme y a dormir. Y este fin de semana lo hemos pasamos en familia en el apartamento de la playa. Sol, mar, barca, helados y marisco. 
Pero antes de eso, Id y yo fuimos a la presentación de un libro muy especial.

Stuart Murdoch, líder de una de mis bandas favoritas -Belle and Sebastian-, venía a Barcelona a presentar su libro El café celestial, una recopilación de historias de la vida cotidiana y diario que el cantante escribió entre los años 2002 y 2006.
La presentación se hacía en la Calders, una de mis librerías preferidas, a las 19:30h. Llegamos allí una hora antes, y justo en la entrada de la librería me topé con Stuart Murdoch. Reprimí mi nervios de fan, e hice como si fuera lo más normal del mundo cruzarme con el compositor de algunas de las canciones que me han ayudado tanto en algunos momentos de mi vida.  
Entramos en la librería y la sala ya estaba llena a rebosar. Calor sofocante, ni atisbo de aire acondicionado, simplemente cuatro ventiladores insignificantes escupiendo aire caliente. Compré el libro, una cerveza y conseguimos colocarnos en un lugar con buenas vistas y una tímida corriente de aire. Cuando por fin llegó la hora, como pasa en los conciertos, empezó a aparecer gente de la nada y a colocarse justo delante de nuestras narices, pero a golpes de abanicó conseguí recuperar visión y mi espacio personal. Mientras se dirigía hacia la mesa para empezar la presentación, Stuart pasó junto a mi lado. Volví a hacerme la sueca para que no notara mi nerviosismo. 
La presentación estuvo bien, aunque el presentador era bastante soporífero, incluso Stuart comentó que estaría bien dejar que el público interviniera y le hiciera preguntas. Explicó anécdotas divertidas y, para nuestra desilusión, de momento no tiene pensado escribir ninguna novela.


Tras la charla, se formó una fila eterna para la firma del libro. La gente sacaba la discografía completa de Belle and Sebastian para que se la firmara, se hacía mil fotos con él y le explicaban su vida. Cuanto más iba avanzando la cola más nerviosa me ponía. Mentalmente iba repasando lo que le iba a decir: básicamente mi nombre deletreado en inglés para que pudiera dedicarme el libro. 
Cuando finalmente llegó mi turno, Stuart se levantó y cogió su mochila. ¡Mierda! -pensé- justo cuando me toca a mí se acaba el tiempo y se va. Falsa alarma, simplemente revisó un momento su teléfono, cogió un chicle y me pidió disculpas con una tímida sonrisa. "Don't worry" conseguí contestarle. Cuando me acerqué a él, solté un escueto "Hello, my name is hiro" y le entregué el libro. Stuart empezó a escribir su dedicatoria, pero entonces paró y me preguntó cómo se escribía mi nombre. Aquí mis nervios -los muy cabrones- me jugaron una mala pasada, y a pesar de mis ensayos mentales anteriores, deletreé mal mi nombre. Stuart me preguntó si  lo había escrito bien, y yo "no, is hiro". Entonces garabateó mi nombre en el dorso de su mano y me preguntó si estaba bien así. "Yes", dije avergonzada. Corrigió como pudo la dedicatoria y me devolvió el libro. Le di las gracias y me fui, incapaz de pedirle ni siquiera una foto. Por suerte Id inmortalizó mi momento de deletreo torpe y la sonrisa que me dedicó Stuart, que en todo momento fue un encanto.

Stuart dedicándome el libro (foto: id)

Siempre me pasa igual, cuando estoy delante de alguien que admiro me encojo, y los nervios y la timidez, me hacen quedar como una idiota torpe. ¿Pero como le dices a alguien que sus canciones ya forman parte de ti? que las has hecho tan tuyas que ya viven incrustadas a algunos de los instantes y recuerdos más felices de tu vida?
En fin, al menos me fui con el consuelo de pensar que esa noche, cuando llegó a su hotel, Stuart volvió a ver mi nombre escrito en su mano y recordó a la chica que no sabía deletrear su nombre. ¿Sería un título genial para una canción de Belle and Sebastian, no creéis? 

martes, 19 de julio de 2016

ensayos en el metro


Este verano me he propuesto ser más consciente del paso del tiempo, aunque -sinceramente- no sé muy bien como se hace eso. Lo único que sé es que no quiero que pase rápido, pero a la vez me muero de ganas que sea finales de julio para empezar las vacaciones.

El otro día, mientras esperaba el metro en la estación, una chica con auriculares que se detuvo cerca de mí se puso a bailar agitando los brazos. Parecía repasar los movimientos de alguna coreografía secreta, e imaginé que debía ser una bailarina que repasaba sus apuntes antes de ir al ensayo. Al menos, eso parecían decir sus movimientos finos y precisos. Llevaba la ropa sin planchar, sobretodo los pantalones, que de tan arrugados parecían un acordeón. Miré a mi alrededor, pero nadie parecía haberse fijado en la chica-bailarina del andén, estaban demasiado absortos con sus móviles. Me pregunté que era más sorprendente, que una chica misteriosa se pusiera a bailar de repente en el metro, o que el resto de personas de la estación la ignoraran completamente.
Sea como sea, me entraron ganas de seguirla y no ir al trabajo. Allí me aburro y paso mucho frío. 

Por las tardes empieza mi otra vida. Nuestra amiga Diseñadora, junto con su familia, está montando un bar en Gràcia y ha contratado a Id para que le haga un reportaje sobre la remodelación del local. Una tarde quedamos con ella y nos enseñó el bar. También hablamos de su nueva vida desde que dejó un trabajo que odiaba, y nos invitó a pasar algún día en su casa del Empordà. 
También hemos ido a ver dos películas más del FireGirls Lost, de la misma directora de Kyss mig; y The summer of Sangaile, la película que Lituanía presentó a los Oscars. Me gustaron bastante las dos; la primera por la manera tan original de hablar de la identidad de género, y la segunda por la fotografía y por el personaje de Auste.
No fuimos a ver La belle saison, la película francesa que abría el festival, porque ya la habíamos visto. Pero os la recomiendo, una de las mejores películas lésbicas del año después de Carol, por supuesto.


Tampoco nos perdimos el Pride, aunque la ola de calor estuvo a punto de persuadirme de quedarme en casa. Quedamos con Jeia y su novia en el Cometa para "hidratarnos" antes de la rúa, y cuando llegamos al puerto, nos encontramos con MPop y su hermana.


Este fin de semana tampoco hemos parado. Eran las fiestas del Carmen en el pueblo de costa donde siempre hemos veraneado, y este año, por fin Id pudo venir y subir en barca para ver la procesión marinera y los fuegos artificiales. Disfrutamos de un fin de semana de playa, sol y sobrinos.



Ayer me cogí el día libre porque siento que necesito un paréntesis de tiempo. Un día de no hacer nada, de dejarme llevar por las necesidades más básicas: dormir, comer, beber, leer... He descubierto que uno de mis momentos preferidos del día es cuando riego las plantas al atardecer. Me produce ternura ver como mis plantas sobreviven, incluso crecen y están más hermosas cada día. Eso, no sé porque, me da esperanza. Luego, me siento en mi silla del balcón, y leo mientras la tarde se apaga.

jueves, 7 de julio de 2016

like and arrow


El verano ya ha llegado y con él la vida social se ha activado a mil. 
Cuento los días que faltan para las vacaciones como una condenada en prisión. Estoy por marcar los días que faltan en la pared con un punzón. (¿Se nota que ya he empezado a ver la nueva temporada de Orange is the New Black?) 

Los fines semana me van genial para desconectar de mi "fakevida" (esa que transcurre en mi horario laboral) y darme cuenta que el verano se ha instalado en la ciudad. Que por fin haya estrenado temporada de playa también ha ayudado. 
Para no volverme loca con la cantidad de cosas que quiero hacer este mes (el festival Fire, el Pride, conciertos varios, fiestas...) me he hecho un calendario-plan para apuntarme los eventos, y demás actividades que no me quiero perder. 
Sé que suena estresante. De hecho el otro día lo hablábamos con Id: últimamente sentimos que nuestra vida marcha a un ritmo demasiado acelerado. Pero una nueva adquisición promete hacernos la vida más sencilla. Sí, por fin Id se ha comprado esta preciosidad:



Yo, que nunca había ido en moto, en un par de días me he acostumbrado a que me lleven. Ya habíamos probado la experiencia hace algunos veranos pero la Yamaha es mucho más cómoda que la scooter que alquilamos esa vez. 
Un día fuimos a la playa en moto, y aunque presenta algunos problemas logísticos y de espacio (no podemos llevar sombrilla, ni demasiados trastos), fue genial poder llegar y aparcar con rapidez. 
Me encanta pasear por Barcelona en moto, sobretodo ahora en verano y al atardecer. Lo que más me ha llamado la atención es la cantidad de olores que te van impactando mientras paseas por la ciudad: los distintos aromas de comidas que se escapan de los restaurantes, de hierba recién regada, de mar, y otras más desagradables como la de los tubos de escape de los otros vehículos.

Nos hubiera gustado estrenar temporada de playa el día de San Juan, pero MPop nos tiene preocupadas. Vino a celebrar la revetlla a nuestra casa, junto con Blau y la Noia. Comimos coca, brindamos con cava y Blau nos animó a escribir nuestra lista de deseos para la noche más corta y mágica del año. Después nos fuimos a la fiesta Nueva Época que Canadá Editorial hacía en el Poble Espanyol. La selección musical de los Djs fue bastante decepcionante, y eso hizo que hubiera más fiesta en la calle que dentro del local. Aguantamos un par de horas, y nos fuimos al ver que aquello no mejoraba. 
Ya de camino a casa MPop me contó que volvía a estar muy mal. Se quedó a dormir y al día siguiente, se derrumbó otra vez al explicarnos que finalmente lo ha dejado con Swank. Duele verla tan deprimida y desecha cuando parecía que empezaba a remontar. Me sorprende mucho como se ha comportado su ex con ella, lo cobarde y cabrona que puede llegar a ser una persona que creías conocer tan bien.

En contraste con ella, la felicidad y la ilusión de Jeia y su novia, que por fin han conseguido ir a vivir juntas. Es como ver una película con distintas historias cortas sobre las diferentes fases del amor y el desamor. 
Quedamos con ellas para cenar en Gràcia y fue una alegría ver que por fin han conseguido lo que soñaban: un hogar propio. Id y yo las entendemos perfectamente. 
Después de la cena nos fuimos a ver West north West una película japonesa programada dentro del Fire. Fue una decepción absoluta: lenta, sin guión, ni una idea clara de explicar una historia. Suerte que le pusimos humor y palomitas. 
Espero que el resto de películas del Fire que tengo en mente ir a ver no sean tan decepcionantes.

Lo que no fue nada decepcionante fue el concierto de Lucy Rose en la Sala Barts. Ella sola en el escenario con su guitarra, y a ratos, tocando el teclado. Me sorprendió lo humilde y cercana que se mostró. Hizo que el técnico subiera las luces para vernos las caras, nos pidió que le dijéramos que canciones nos apetecía escuchar. Y después de interpretarlas de una manera absolutamente sublime, nos daba las gracias medio avergonzada, como si fuera lo más normal del mundo tocar el alma de toda una sala. Fue una experiencia increíble.




lunes, 13 de junio de 2016

este verano quiero hacer un álbum con los mejores instantes

foto: hiro

Al post que estoy a punto de escribir, Id los llama "post resúmenes", porque intento contener todo lo vivido en varias semanas en pocas líneas. 
Hacer uno de esos posts se asemeja un poco a poner orden en un cajón lleno de cosas entremezcladas y diversas. Ante ese desorden, siempre se impone la pausa que antecede al orden. ¿Por dónde empezar? ¿qué va primero, qué va después?
De esa acumulación de vivencias recientes destaca un recuerdo colorido y brillante: el día de mi cumpleaños. Ese día me lo cogí libre en el trabajo. Cuando me levanté, un desayuno delicioso me esperaba en la mesa del comedor, junto a un regalo que se alzaba, interrogante, al lado del café. La impaciencia ganó a las ganas de alargar la excitación y lo abrí en seguida. ¿Qué será? qué será?? 
Una instax mini 8, una cámara instantánea que habíamos visto unos días antes en el festival de fotografía analógica Revela-t. Después del desayuno, salimos a la calle a estrenarla. La primera foto que hice fue la que encabeza el post.

esta es mi nueva cámara (foto: id)

Pasamos la mañana haciendo lo que más nos gusta en esta ciudad; pasear y observarlo todo. Nos sentamos a hacer el vermut en una plaça de Gràcia y después a comer al Kibuka. 
Por la tarde, fuimos a ver la exposición de Ramon Casas en el Museu Modernista. Y al llegar a casa, más regalos y un pastel de cumpleaños. Las felicitaciones y las llamadas fueron muchas, más de las que esperaba. Fue un cumpleaños fantástico. 

Otra exposición que tenía muchas ganas de ver era la de Vivian Maier en Foto Colectania. Hemos ido este fin de semana y nos ha encantado. Ya os había hablado de esta mujer fascinante en otros posts, verdad? Pues si todavía no conocéis su obra, os recomiedo muy fuertemente esta exposición, así como también el fantástico documental Finding Vivian Maier.

foto: hiro

La vida social también empieza a activarse con la llegada del buen tiempo; comidas con amigas que te sorprenden con un regalo inesperado, quedadas en la Barceloneta con Arale, a la que hacía siglos que no veíamos; nuevo corte de pelo para dar la bienvenida al verano; cervezas improvisadas con MPop en Gràcia; acompañar a Id a probar motos... Sí, mi novia hace tiempo que quiere comprarse una Yamaha SR, y ya estamos haciendo planes para cuando estemos motorizadas. 


El verano se presenta excitante, con muchos planes, conciertos, exposiciones, fiestas esperándonos a la vuelta de la esquina.Todavía no ha empezado y ya temo que se acabe. (Lo sé, lo digo cada mes de junio).

(Este año me ha gustado el anuncio de la cerveza. Debe ser por Laia Costa y ese temazo tan veraniego de Ramon Mirabet, Those Little Things).

viernes, 20 de mayo de 2016

primavera, a pesar de todo

foto: Henry Roy

Acumulo libros por leer, discos por escuchar, posts que escribir... Descontrolo el tiempo, que ajeno a todo, marcha sin respetar mi ritmo. De repente he descubierto que al árbol que vive frente a  nuestro balcón, le ha crecido una cabellera de frondosas hojas. Me gusta como la luz juega con ellas y se cuela en las paredes del comedor y sobre el mantel dibujando sombras oscilantes.

Por las mañanas, de camino al trabajo, sigo soñando con huir, pero el instinto ya no es tan fuerte; cosa de la costumbre y su fuerza domesticadora. Pero antes de meterme en la boca del metro, levanto la vista para observar, ni que sea fugazmente, la Sagrada Familia. Los turistas no lo saben, pero la mejor hora para admirarla es a las siete y media de la mañana; entonces, es cuando la luz la hace lucir más hermosa. Me pregunto si a base de verla cada día, no me percataré de como cambia y crece; como pasa con los niños cuando los ves a diario. Algún día alzaré la vista y simplemente estará terminada. Aunque no creo que vivamos tantos años en este barrio para que eso pase.

Y es que algunos cambios pueden ocurrir de repente, cuando menos te los esperas. Eso les ha pasado a una pareja de amigas nuestras: de la noche a la mañana han roto, y esa ruptura me ha afectado más de lo que esperaba. Una de ellas vino a dormir a casa, estaba desecha por el dolor y el desconcierto. Como la propagación de una onda concéntrica, esa ruptura ira reverberando en nuestro entorno de amigas, e inevitablemente, nada volverá a ser igual. Adiós a algunos planes de verano, y a otros más cercanos.
Mientras, la vida sigue, aunque ante el dolor de los demás la felicidad propia nos haga sentir algo culpables.

jueves, 28 de abril de 2016

rosas en los balcones


foto: Idgie

La preciosa mesa-palet que Id construyó para el comedor (ya os dije que era MacGyver) está repleta de libros. Da gusta verla así. Es el botín que le saqué al día de Sant Jordi.
Esa mañana Id me despertó con un desayuno sorpresa. Bajo un punto de libro con una rosa dibujada me esperaba Carol, de Patricia Highsmith, con la nueva edición que L'Avenç ha sacado de la novela en catalán. 
Yo conseguí engañarla diciéndole que todavía no le había comprado ningún libro. Y cuando menos se lo esperaba, lo encontró en un rincón de casa. (Bien, el libro no era precisamente pequeño, así que no le costó demasiado.) Le regalé un libro ilustrado muy bonito titulado Atlas del Mundo. Solo hojeándolo, la imaginación se escapa volando a explorar países y lugares desconocidos.
Eso me recuerda cuando era pequeña, y podía pasarme horas haciendo girar el globo terráqueo-lámpara que mi hermana mayor tenía en su habitación. Con los ojos cerrados, detenía su giro con el dedo índice, que era quien decidía -en un delicioso juego de azar- donde sería mi próximo viaje mental. Algo así consigue despertarme el Atlas ilustrado que ahora descansa en nuestra estantería-biblioteca.


foto: hiro

Al mediodía fuimos a pasear por Barcelona. Quien pensara que un Sant Jordi en día festivo sería un fracaso estaba totalmente equivocado. Como me temía, el centro estaba tomado por las masas que invadían la carretera a pesar de los cláxones amenazadores de los coches. Delante de la casa Batlló, decorada para la ocasión con miles de rosas, la guardia urbana a caballo tuvo que poner orden. Todo el mundo quería hacer fotos, un put* selfie sin importarle que para conseguirlo tuvieran que repartir codazos.
Conseguimos llegar a Rambla Catalunya para refugiarnos, en un bar, de la multitud y el calor. Cuando volvimos a salir, la gente había amainado un poco y era posible pasear y mirar libros! En una parada, le compré un segundo libro a Id. En este caso lo escogió ella: Fes-t'ho tu mateix, un libro DIY para alimentar su afición macgyvera. 
En otra parada, ella me regaló el segundo volumen de la tetralogía de Elena Ferrante (ya lo he empezado).
Seguimos bajando las Ramblas hasta que nos cansamos de tanta aglomeración.  
Esa noche habíamos quedado con MPop y Swank para ir a un concierto de Les Sueques (sí, otra vez ^^'). He conseguido que MPop sea tan - o más fan- que yo del grupo (aunque lo cierto es que está colada por la guitarrista). Llegamos al Apolo justo a tiempo, disfrutamos del concierto, nos tomamos unas copas y nos fuimos a cenar.
El domingo estábamos tan agotadas que cancelamos un comida que teníamos en Sitges. Creo que tanta hiperactividad me está empezando a afectar; es lo que tiene querer abarcarlo todo. Pero es que la primavera me sube la "serotonina".


lunes, 18 de abril de 2016

primavera i soroll


He andado distraída demasiado tiempo, perdida en mi misma. Estos meses de ausencia han sido reflexivos, como si me moviera a cámara lenta mientras el mundo lo hacía demasiado deprisa. Tanto cuestionarme cosas, sentirme a ratos triste y desubicada me quitaba las ganas  de escribir, incluso de leer. Al contrario que otra gente, me cuesta escribir desde la tristeza o el desconcierto.
El trabajo sigue sin gustarme y después de tres meses no creo que lo haga nunca. Cada día, de camino al trabajo sueño con huir. Los demás te recuerda la suerte que has tenido "con lo mal que está todo". Sí, tengo un buen sueldo, un buen horario, pero este trabajo me deja el alma vacía, no sé si me explico. Me pregunto como lo hace el resto de la gente para vivir tan alienada de si misma. Id me anima y me envía al mundo cada día con un abrazo y un amor que consigue que todo sea más liviano y llevadero. 
Pero no todo ha sido tan lúgubre como parece, cuando salgo del trabajo empieza la VIDA.


Estos dos meses han dado para mucho. Hemos tenido cenas y comidas con amigos en casa, bautizos familiares en la Sagrada Familia, repetición de Carol otra vez en el cine (me encanta tener el Phenomena tan cerca de casa) me he cortado el pelo en el Palo Alto, hemos comido genial en el Van Van Market... Hemos ido a presentaciones de libros de lo más surrealistas, a conferencias sobre Simone de Beauvoir... Y por primera vez en mi vida he ido al Liceu, no a escuchar ópera, sino a un concierto de Julieta Venegas.


Además la primavera ya está aquí, y también las ganas de todo; de disfrutar de la ciudad, del buen tiempo, de hacer mil planes, de soñar...
Este fin de semana tuvimos la superfiesta de cumpleaños de las Gemelas. Gente y más gente, sobretodo bolleras, en un mini piso como si aquello fuera el camarote de los hermanos Marx. También fuimos de vermut musical con las Sestras. A cada concierto que voy de Les Sueques, salgo más fan de estas chicas. Esta vez les compré el cd.




And last but not least, ya he salido del armario en casa. Sorprendentemente, mi padre se lo ha tomado mucho mejor que mi madre. Ella se enfadó un poco conmigo, pero se le pasará; en cambio, mi padre dijo que ya se lo pensaba y que mientras yo sea feliz, él también; y se quedó tan pancho.  Ya veremos como va evolucionando todo...

domingo, 28 de febrero de 2016

nuevas rutinas, nuevas calles

escenas de nuestra nueva casa (foto hiro)

Por fin vuelvo a tener tiempo y ganas de escribir. Tanto cambio, mudanza, y estrés me estaban matando las ganas de todo. 
Me voy acostumbrando despacito a esta nueva vida, a las nuevas rutinas, a las calles y atajos de nuestro nuevo barrio, a nuestro hogar, que cada día siento un poco más 'nuestro'. Id, con su habilidad de Macgyver, cuelga estanterías, fabrica muebles y aprovecha bien los espacios. En el poco tiempo que llevamos instaladas ya hemos tenido dos cenas de inauguración, una con las Heteras y otra con las Bloggeras. Todavía quedan las Sestras y muchos amigos más. 
Los hermanos de Id se autoinvitaron a venir. Para variar llegaron tarde, y luego no había manera de echarlos de casa. Tenemos miedo porque a Reikiana, la hermana de Id, el piso le ha entusiasmado y con excusas tontas ya ha pasado tres veces por nuestra casa. Y amenaza con volver a menudo! En fin, hemos huido para que nos siguieran hasta Barcelona ¬¬'
Mi hermana 2 y mi cuñado, también han venido a ver el piso aprovechando que este fin de semana estaban en la ciudad. Así que desde que nos mudamos hace dos semanas, no hemos tenido demasiada tranquilidad ni tiempo para las dos.
Conseguimos ir al cine a ver el estreno de Carol (en V.O, of course, para poder apreciar la "porno voice" de Cate Blanchett). Ya he perdido la cuenta de las veces que hemos visto la película... Pero lo más divertido es verla con otras amigas bollos y comprobar que a todas nos hacen gracia las mismas escenas y gestos.

¿Verdad que son adorables?

También hemos hecho un descubrimiento importante: tenemos el cine Phenomena cerca de casa. Y durante el mes de marzo volverán a emitir Carol jaja
En fin, hablando de Carol, esta noche se entregan los Oscars pero este año me pillan desencantada. No estoy de acuerdo con las nominaciones, y solo he visto dos, de las ocho nominadas a mejor película. Que Carol no esté nominada es de una lesbofobia y machismo escandaloso (de las 8 películas nominadas solo la mitad superan el test Bechdel, por no hablar de la discriminación racial).

Pero para terminar el post con buen rollo, os dejo con la parodia de Carol que Kate McKinnon hizo para los Independent Spirit Awards.
Y un mashup cinéfilo con escenas de baile para empezar con ganas y buen ritmo la semana.




domingo, 31 de enero de 2016

Alive


Me parece que hace años que no pasaba por aquí. Ahora que he conseguido sacudirme un poco el cansancio y el estrés, vuelvo y no sé por donde empezar. 
El mes de enero ha sido muy largo e intenso. Trabajo nuevo, rutinas nuevas, muchas cosas que aprender. La primera semana la viví en un estado de surrealismo alucinatorio. Mi cerebro estuvo a punto de explotar con tanta información y cosas nuevas que aprender y asimilar. Mis nuevos compañeros se ven buena gente, pero a veces tengo la sensación que no tengo nada que ver con ellos. Intento no hacerle demasiado caso a algunas de mis primeras impresiones, pero lo cierto es que no me veo trabajando de esto muchos años. Mientras, intento adaptarme lo más rápido posible aunque odio la sensación de no dominar según que situaciones.

A eso, se le sumó la búsqueda de piso en Barcelona. Nunca pensé que fuera tan difícil y agotador encontrar casa. Después de horas de trabajo extenuantes, quedaba con Id y mi hermana pequeña (de momento vivirá con nosotras una temporada) para visitar pisos. Cuando encontrábamos uno que nos gustaba, al llamar a la inmobiliaria al día siguiente, nos decían que ya estaba reservado. Así que cuando volvimos a encontrar un piso que nos gustaba, apostamos en seguida por él. Pero como al sr. Murphy le gusta aparecer siempre que puede, al día siguiente -y cuando ya habíamos pagado la reserva- visitamos otro piso en Gràcia que también nos gustó mucho. Sea como sea, el piso que finalmente nos hemos quedado está genial, la pega es que no está en Gràcia (pero sí cerca ^^). 
Mañana firmaremos el contrato y por fin se acabará levantarme a las 6 de la mañana para hacer una hora y media de trayecto hasta el trabajo. Y es que estás semanas, como dice Id, he dejado de ser yo misma. Ahora soy una persona cansada que siempre tiene sueño. Eso hace que los fines de semana no tenga ganas de hacer nada, y eso sí que es grave. Lo único que me apetece es ver series con Id. Nuestro último descubrimiento, Agent Carter, otra serie con mujer protagonista, fuerte, lista y además guapísima. Os la recomiendo! Además hace un par de semanas empezó la segunda temporada y pinta tan interesante como la anterior.


La única excepción a tanto holgazaneo fue el fin de semana pasado, que lo pasé en el pueblo. Id también vino y aproveché para llevarla de excursión a un reserva natural que hay cerca.

foto: hiro

Ahora nos esperan un par de semanas movidas, con el traslado y la mudanza, pero muero de ganas de estar instaladas ya en nuestro piso.


lunes, 4 de enero de 2016

the gay awakens


El Fin de Año nunca ha sido una de mis fiestas favoritas, demasiadas expectativas, propósitos, deseos de cambio... La gente se pone trascendente; y también ropa interior roja (por cierto, ¿de dónde ha salido esa costumbre?). No espero pasármelo en grande en Nochevieja, prefiero tomarme las cosas como vengan.
Este año, teníamos cena con las Sestras. Con ellas todos es un poco alocado, desde ir a hacer la compra, cocinar, hasta comer las uvas. También vino a cenar M-Fak, que con su tranquilidad imperturbable, hizo de contrapeso a tanta locura. 
Como siempre, nos pasamos con la comida, como si en lugar de una cena organizáramos una boda gitana. Conseguí comerme las doce uvas, aunque Id por poco muere en el intento por culpa de un ataque de risa en plenas campanadas.
Bengalas, brindis, deseos de año nuevo y algunos cigarrillos 'mágicos'. Al final nos fuimos a dormir a las 5 de la mañana. 
Estrenamos el 2016 con una siesta de tres horas y con una obra maestra. ¡Sí, por fin he visto Carol!!!! (insertar fuegos artificiales).
¿Qué que me pareció? (ahora es cuando hiro pierde toda objetividad, aviso).
La película colmó, e incluso supero, todas mis expectativas. Una película preciosa y una obra de arte, desde la fotografía, la dirección artística, la música, el montaje, el vestuario, la ambientación... Y sobretodo la actuación de Cate Blanchett y Rooney Mara (y eso que, en un principio, era reacia a la elección de Rooney como Therese)!

(yo después de ver Carol)

Sus actuaciones son una maravilla, un ejercicio de sutileza y elegancia. Esos silencios, esas miradas... Después de ver la película, una tiene ganas de ponerse un abrigo de piel, e ir a seducir dependientas a golpe de caladas de cigarro.

(sí, otra imagen de Cate Blanchett. Nunca hay suficientes)

Las lesbianas por fin tenemos nuestro Brokeback Mountain y -CUIDADO SPOILER-  con final feliz! Espero y deseo que Carol arrase en los Oscars en todas las categorías. 
Y aunque ya la hemos visto, cuando la estrenen en España el 5 de febrero, volveremos a repetir en el cine, y en versión original, of course! Entonces, seguramente, le volveré a dedicar otro post entusiasta y adorativo.


Pero como no solo de Carol viven las lesbianas, el sábado quedamos con MPop y Swank para ir al Palo Alto. Nunca había ido de noche (eran las seis de la tarde, pero ya sabéis, en invierno...) y me gustó. Menos gente, más cosas interesantes para ver... Me compré un bolso precioso y le regalé a Id un reloj muy bonito para Reyes (eso le dije porque le tenía preparada otra sorpresa para el día siguiente, jeje). Nos hubiera gustado quedarnos más rato en el Palo Alto, pero habíamos quedado en Gràcia para cenar e ir al cine con el resto de las Sestras. 

Si Carol fue mi primera película del 2016, la segunda -la primera en una sala de cine- también me entusiasmó. No soy una friki de la saga pero me gustan las películas de Star Wars, así que le tenía muchas ganas a la nueva. Algunas de nuestras amigas repetían y mientras cenábamos a toda prisa para llegar a la sesión, hicieron un gran esfuerzo para no spoilearnos la película. 
Star Wars, El despertar de la Fuerza, desde la introducción con las famosas letras inclinadas a lo teleprompter y la música de John Williams, hasta el final, me hizo volver a emocionarme como una niña. Tal vez porque es la película de la saga que más se parece a las originales. J. J. Abrams no ha arriesgado demasiado, y ha creado una especie de homenaje repleto de guiños a las primeras películas, al gusto de los fans más nostálgicos. Eso no tiene porque ser malo; todavía recuerdo la decepción que tuve con el Episodio I. Se le agradece que haya huido del barroquismo digital de los tres primeros episodios y haya incluido un personaje femenino como el de Rey (Daisy Ridley) para mí, lo mejor de la película. 
Como no soy una fan ultraortodoxa de la saga, debo decir que me gustó y me lo pasé genial viéndola. Me hizo volver a sentir la emoción de las primeras, y en consecuencia, hacerme viajar hasta mi infancia, cuando La guerra de las galaxias me entusiasmaba. Ya veremos que pasa con las siguientes películas...



Y si cinematográficamente el 2016 ha empezado con buen pie, también lo ha hecho literariamente. He comenzado El bar de las grandes esperanzas, de J.R. Moehringer y me está gustando mucho.
Este 2016, como hacía hace unos años, quiero confeccionar una lista de las películas y libros que vaya viendo y leyendo. Es lo más parecido a un propósito de año nuevo que me oiréis hacer.
Ah, sí! e intentaré actualizar más a menudo el blog. Este propósito ya me parece más irrealizable, porque el mes de enero y febrero promete ser intenso y movidito...

Y vuestro inicio de 2016, ¿qué tal está yendo?