Después de los días de relax de Semana Santa que pasamos en mi pueblo y haciendo excursiones por parajes y montañas mágicas, la vida -de repente- se aceleró. Después del maratón de cinco entrevista, me llamaron para comunicarme que me daban el puesto; pero primero me quedaba una semana intensa en el otro trabajo temporal. Conocí a gente nueva y aprendí rutinas nuevas que sorprendentemente me encantaron y en las que me sentí muy a gusto.
En medio de esto, un concierto de Pajaro Sunrise que estuvo genial pero que no disfruté del todo. Mientras el resto de público estaba conectado con la música, yo me sentía como si llevara un traje impermeable que me impedía disfrutar del concierto. Me sentía aislada de los demás. Creo que era por el cansancio.
Después del concierto nos fuimos de copas con las Heteras, pero la sensación de desconexión persistía. Como al día siguiente me tocaba madrugar nos fuimos relativamente pronto del local.
El fin de semana de Sant Jordi fue agotador. Trabajar en una librería esos días se parece mucho a sobrevivir a un holocausto zombie. El sábado parecía que regaláramos los libros, en la librería no cabía ni un alfiler. La gente me agarraba del brazo, me pedía con mirada suplicante que le ayudara a encontrar un libro, o que le recomendara una lectura para su novio de 21 años al que no le gustaba leer, etc.
Pero lo peor llegó el día de Sant Jordi. El domingo me tocó estar en la parada que teníamos en Rambla Catalunya. A las diez de la mañana había tanta gente que cuando volví a mirar el reloj ya eran las 15h de la tarde. Había tanto trabajo que no paré ni un segundo. Y por la tarde, más de lo mismo. La multitud solo disminuyó cuando empezó el Madrid-Barça.
A pesar del cansancio, me lo pasé muy bien con los compañeros. Por suerte el ambiente laboral era muy bueno, todo el mundo era muy majo (lo contrario que en mi curro anterior).
ojalá hubiera tenido una escalera como esa para huir de alguna gente en la librería
Pero lo peor llegó el día de Sant Jordi. El domingo me tocó estar en la parada que teníamos en Rambla Catalunya. A las diez de la mañana había tanta gente que cuando volví a mirar el reloj ya eran las 15h de la tarde. Había tanto trabajo que no paré ni un segundo. Y por la tarde, más de lo mismo. La multitud solo disminuyó cuando empezó el Madrid-Barça.
A pesar del cansancio, me lo pasé muy bien con los compañeros. Por suerte el ambiente laboral era muy bueno, todo el mundo era muy majo (lo contrario que en mi curro anterior).
Después de recoger la parada y los libros (ya casi a las 10 de la noche) Id vino a recogerme en moto. Estaba agotada. Era el primer Sant Jordi que no pasábamos juntas paseando por Barcelona. Suerte que por la mañana ya nos habíamos intercambiado nuestros libros (ella me regaló este libro y yo ese).
Al día siguiente estaba hecha polvo, y además me levanté con una contractura muscular que me ha durado hasta hoy. El cansancio me ha dejado bastante desmotivada y sin energía.
Por suerte no empiezo en el otro trabajo hasta aquí un par de semanas. Todavía no he asimilado que haya conseguido superar un proceso de selección tan largo. Ahora solo tengo ganas de descansar, leer, dormir y de sofá.
Hablando de sofá, ya hemos terminado las series Feud y Big Little Lies (la banda sonora es fantástica). Las dos series me han encantado, además tienen unas actuaciones femeninas geniales. Os las recomiendo.