Me gusta cuando los días de la semana juegan a disfrazarse de viernes, y por delante me espera un oasis de días sin despertador y mucho sol. Este puente promete ser legendario.
Esta semana que termina ha sido complicada. Por fin he plantado cara a un problema del trabajo que hacia tiempo que arrastraba. Me cuesta mucho enfrentarme a según que problemas; tengo pánico a las situaciones violentas, no físicas -que también- sino a las emocionales.
Me da rabia que la gente se aproveche cuando vas de buena fe. Definitivamente en este mundo no se puede ser siempre buena, te acaban tomando por tonta. Pero lo que más me duele es que eso te lo hagan amigos. Y es que trabajar para amistades tiene cosas buenas y malas. Al final, una frase, una insinuación, ha sido la gota que ha colmado el vaso y he dicho basta, me he plantado. Siento que el super buen rollo que había se ha roto, pero he ganado en tranquilidad y ahora trabajaré más a gusto.
con ese semblante he pasado gran parte de la semana
También ha sido una semana complicada en el plano familiar. Mi madre, ni que sea por teléfono, sigue teniendo el poder inmutable de hundirme con una simple frase. Alegremente, suelta palabras como sablazos que me hacen trizas la autoestima y el optimismo. Esa noche tuve sueños terribles que por suerte no recuerdo claramente. Con los años, sin embargo, he aprendido a recuperarme más rápido de sus ataques y juicios de valor. Alguna ventaja debe tener cumplir años...
Eso o he aprendido a ignorar esas voces interiores que a veces nos maltratan.
Sino, no hay pena que no alivie la música y un buen bailoteo. ¡Hace tanto que no salgo a bailar...! Tal vez lo solucione este domingo con Dolo ^^