El mes de enero me ha pasado extrañamente lento y rápido, en una fusión de ritmos contrarios difícil de explicar. Sigo arrastrando un resfriado que no para de mutar, ahora en tos de perro irritante, ahora en conjuntivitis, que sumada a mi nariz rojiza, me da un aspecto realmente lamentable.
Odio que haga frío, que llueva, que haga viento... verbos impersonales que solo se pueden conjugar en tercera persona y que anulan los "yos" y la salud.
A pesar de eso, mi vida social sigue en racha y en pocas semanas dos amistades distintas nos han anunciado que se irán a vivir con sus respectivas novias. Nosotras, en cambio, seguimos en casa de Id y ahora su madre se ha inventado un nuevo apodo para hablar de nosotras. Ahora somos "les nenes" ('las niñas'): "este postre lo han hecho las niñas", "las niñas han cuidado de Mogwli", "las niñas eso, las niñas aquello"... Así que para ella, Id y yo somos una unidad global, indivisible e indistinta. Pero lo más fuerte es que mi suegra, por equivocación, alguna vez me ha llamado "Id"! ¿Debería alegrarme porque en su cabeza me ve como a su hija? ¿O debería molestarme que me vea como a una especie de 'hermanita o amiguita' de Id en lugar de su pareja? En fin, sea como sea, y a pesar de algunos detalles, nuestra pequeña convivencia sigue yendo bien.
El otro día, cuando regresé a casa a la hora de comer, volvía a ser 25 de diciembre: alguien había puesto el árbol de Navidad y encendido las luces. En el suelo, junto al árbol, me esperaba un regalo. Y es que el día de Reyes, Id no me pudo dar su regalo porque no había llegado a tiempo; me había comprado una cosa en Chile y el paquete estaba retenido en aduanas.
Casi me había olvidado del regalo hasta que el otro día, al regresar del trabajo, me lo encontré debajo el árbol. ¿Y qué era? una mochila que hacía meses le había comentado a Id que me gustaba.
Así que por fin, ya tengo mi regalo de Reyes. Ahora solo queda estrenarla y llevarla mucho de viaje. O eso espero, porque de momento la mochila ya ha viajado mucho más que yo!
Así que por fin, ya tengo mi regalo de Reyes. Ahora solo queda estrenarla y llevarla mucho de viaje. O eso espero, porque de momento la mochila ya ha viajado mucho más que yo!