Cada año me da más pereza la Semana Santa: todo ese rollo de las procesiones, cofradías, la Mona, las películas bíblicas en la tele (¿cada maldito año tienen que emitir Ben-hur o Rey de reyes?)... Y sobretodo, cada año soporto menos pasar estos días con mi familia. Si no fuera por mi miserable situación económica me iba de viaje!
La familia: ese conjunto de personas y relaciones que despierta mil ambivalencias y ejerce sobre mí una fuerza centrífuga y centrípeta. Momentos de armonía y paz que estallan en peleas absurdas a la más mínima chispa. Relaciones y roles viciados de los que es difícil desprenderse por una absurda dinámica familiar que te impide cambiar.
En todas las familias, más o menos disimulado, existe "el favorito", ese hijo o hija por el que los padres sienten una especial predilección. En mi casa todos sabemos implícitamente que mi hermana 2 es la preferida de mi padre; y que mi hermana 3, lo es de mi madre. Eso provoca ciertas tensiones y algún que otro sentimiento de celos, sobretodo de mi hermana 1.
En casa de Idgie la cosa ya es más descarada. Salta a la vista que mi suegra adora a su hijo Manu, y por extensión a Cecile, su novia. Esta situación provoca decisiones injustas, juzgar circunstancias parecidas con distinto rasero, y muchos celos de parte de Reikiana, la hermana mayor de Idgie.
He observado que esta especie de "romance" entre una madre y un hijo (si éste es el único barón de su prole) es un fenómeno bastante frecuente. En mi casa, como mi madre sólo tuvo hijas, ha solventado esta carencia con mi cuñado 2, que se ha convertido en su yerno favorito. Y esto, a la vez, ha ampliado el espectro de celos y envidias de mis otras hermanas.
He observado que esta especie de "romance" entre una madre y un hijo (si éste es el único barón de su prole) es un fenómeno bastante frecuente. En mi casa, como mi madre sólo tuvo hijas, ha solventado esta carencia con mi cuñado 2, que se ha convertido en su yerno favorito. Y esto, a la vez, ha ampliado el espectro de celos y envidias de mis otras hermanas.
Yo tengo muchos defectos, pero los celos no es uno de ellos; aunque debo reconocer que duele un poco comprobar que no perteneces al club de "los favoritos".
En general, los padres quieren por igual a todos sus hijos y viceversa, pero es inevitable congeniar o conectar más con unos que con otros. Eso lo veo con mis sobrin@s: los quiero mucho a todos, y aunque intento que no se me note, no puedo evitar sentir una especial predilección por algun@s de ell@s.