martes, 19 de julio de 2016

ensayos en el metro


Este verano me he propuesto ser más consciente del paso del tiempo, aunque -sinceramente- no sé muy bien como se hace eso. Lo único que sé es que no quiero que pase rápido, pero a la vez me muero de ganas que sea finales de julio para empezar las vacaciones.

El otro día, mientras esperaba el metro en la estación, una chica con auriculares que se detuvo cerca de mí se puso a bailar agitando los brazos. Parecía repasar los movimientos de alguna coreografía secreta, e imaginé que debía ser una bailarina que repasaba sus apuntes antes de ir al ensayo. Al menos, eso parecían decir sus movimientos finos y precisos. Llevaba la ropa sin planchar, sobretodo los pantalones, que de tan arrugados parecían un acordeón. Miré a mi alrededor, pero nadie parecía haberse fijado en la chica-bailarina del andén, estaban demasiado absortos con sus móviles. Me pregunté que era más sorprendente, que una chica misteriosa se pusiera a bailar de repente en el metro, o que el resto de personas de la estación la ignoraran completamente.
Sea como sea, me entraron ganas de seguirla y no ir al trabajo. Allí me aburro y paso mucho frío. 

Por las tardes empieza mi otra vida. Nuestra amiga Diseñadora, junto con su familia, está montando un bar en Gràcia y ha contratado a Id para que le haga un reportaje sobre la remodelación del local. Una tarde quedamos con ella y nos enseñó el bar. También hablamos de su nueva vida desde que dejó un trabajo que odiaba, y nos invitó a pasar algún día en su casa del Empordà. 
También hemos ido a ver dos películas más del FireGirls Lost, de la misma directora de Kyss mig; y The summer of Sangaile, la película que Lituanía presentó a los Oscars. Me gustaron bastante las dos; la primera por la manera tan original de hablar de la identidad de género, y la segunda por la fotografía y por el personaje de Auste.
No fuimos a ver La belle saison, la película francesa que abría el festival, porque ya la habíamos visto. Pero os la recomiendo, una de las mejores películas lésbicas del año después de Carol, por supuesto.


Tampoco nos perdimos el Pride, aunque la ola de calor estuvo a punto de persuadirme de quedarme en casa. Quedamos con Jeia y su novia en el Cometa para "hidratarnos" antes de la rúa, y cuando llegamos al puerto, nos encontramos con MPop y su hermana.


Este fin de semana tampoco hemos parado. Eran las fiestas del Carmen en el pueblo de costa donde siempre hemos veraneado, y este año, por fin Id pudo venir y subir en barca para ver la procesión marinera y los fuegos artificiales. Disfrutamos de un fin de semana de playa, sol y sobrinos.



Ayer me cogí el día libre porque siento que necesito un paréntesis de tiempo. Un día de no hacer nada, de dejarme llevar por las necesidades más básicas: dormir, comer, beber, leer... He descubierto que uno de mis momentos preferidos del día es cuando riego las plantas al atardecer. Me produce ternura ver como mis plantas sobreviven, incluso crecen y están más hermosas cada día. Eso, no sé porque, me da esperanza. Luego, me siento en mi silla del balcón, y leo mientras la tarde se apaga.

jueves, 7 de julio de 2016

like and arrow


El verano ya ha llegado y con él la vida social se ha activado a mil. 
Cuento los días que faltan para las vacaciones como una condenada en prisión. Estoy por marcar los días que faltan en la pared con un punzón. (¿Se nota que ya he empezado a ver la nueva temporada de Orange is the New Black?) 

Los fines semana me van genial para desconectar de mi "fakevida" (esa que transcurre en mi horario laboral) y darme cuenta que el verano se ha instalado en la ciudad. Que por fin haya estrenado temporada de playa también ha ayudado. 
Para no volverme loca con la cantidad de cosas que quiero hacer este mes (el festival Fire, el Pride, conciertos varios, fiestas...) me he hecho un calendario-plan para apuntarme los eventos, y demás actividades que no me quiero perder. 
Sé que suena estresante. De hecho el otro día lo hablábamos con Id: últimamente sentimos que nuestra vida marcha a un ritmo demasiado acelerado. Pero una nueva adquisición promete hacernos la vida más sencilla. Sí, por fin Id se ha comprado esta preciosidad:



Yo, que nunca había ido en moto, en un par de días me he acostumbrado a que me lleven. Ya habíamos probado la experiencia hace algunos veranos pero la Yamaha es mucho más cómoda que la scooter que alquilamos esa vez. 
Un día fuimos a la playa en moto, y aunque presenta algunos problemas logísticos y de espacio (no podemos llevar sombrilla, ni demasiados trastos), fue genial poder llegar y aparcar con rapidez. 
Me encanta pasear por Barcelona en moto, sobretodo ahora en verano y al atardecer. Lo que más me ha llamado la atención es la cantidad de olores que te van impactando mientras paseas por la ciudad: los distintos aromas de comidas que se escapan de los restaurantes, de hierba recién regada, de mar, y otras más desagradables como la de los tubos de escape de los otros vehículos.

Nos hubiera gustado estrenar temporada de playa el día de San Juan, pero MPop nos tiene preocupadas. Vino a celebrar la revetlla a nuestra casa, junto con Blau y la Noia. Comimos coca, brindamos con cava y Blau nos animó a escribir nuestra lista de deseos para la noche más corta y mágica del año. Después nos fuimos a la fiesta Nueva Época que Canadá Editorial hacía en el Poble Espanyol. La selección musical de los Djs fue bastante decepcionante, y eso hizo que hubiera más fiesta en la calle que dentro del local. Aguantamos un par de horas, y nos fuimos al ver que aquello no mejoraba. 
Ya de camino a casa MPop me contó que volvía a estar muy mal. Se quedó a dormir y al día siguiente, se derrumbó otra vez al explicarnos que finalmente lo ha dejado con Swank. Duele verla tan deprimida y desecha cuando parecía que empezaba a remontar. Me sorprende mucho como se ha comportado su ex con ella, lo cobarde y cabrona que puede llegar a ser una persona que creías conocer tan bien.

En contraste con ella, la felicidad y la ilusión de Jeia y su novia, que por fin han conseguido ir a vivir juntas. Es como ver una película con distintas historias cortas sobre las diferentes fases del amor y el desamor. 
Quedamos con ellas para cenar en Gràcia y fue una alegría ver que por fin han conseguido lo que soñaban: un hogar propio. Id y yo las entendemos perfectamente. 
Después de la cena nos fuimos a ver West north West una película japonesa programada dentro del Fire. Fue una decepción absoluta: lenta, sin guión, ni una idea clara de explicar una historia. Suerte que le pusimos humor y palomitas. 
Espero que el resto de películas del Fire que tengo en mente ir a ver no sean tan decepcionantes.

Lo que no fue nada decepcionante fue el concierto de Lucy Rose en la Sala Barts. Ella sola en el escenario con su guitarra, y a ratos, tocando el teclado. Me sorprendió lo humilde y cercana que se mostró. Hizo que el técnico subiera las luces para vernos las caras, nos pidió que le dijéramos que canciones nos apetecía escuchar. Y después de interpretarlas de una manera absolutamente sublime, nos daba las gracias medio avergonzada, como si fuera lo más normal del mundo tocar el alma de toda una sala. Fue una experiencia increíble.