Todavía no es 24 de mayo y yo ya he votado. Es la segunda vez en mi vida que voto por correo. La primera fue hace muchos años, cuando estaba en la universidad y no tenía tiempo de ir al pueblo a votar porque tenía exámenes.
Es extraño eso de votar antes de tiempo, me siento como una persona del futuro que vuelve al pasado. Veo los anuncios electorales, los debates en la tele y pienso que eso ya está caducado, como si viera la reposición de una serie mala en la tele.
Esta vez he votado más por convicción y obligación democrática, que por ganas de votar. En mi pueblo solo se presentaban tres candidaturas, y aún así, me ha costado elegir la menos mala. En los pueblos nos conocemos todos y eso a veces no es bueno. Ves la lista de candidatos y te dan ganas de reír, o de llorar. Mi amigo Jan se presentaba como cuarto en una lista. Lo habría votado, porque sé que sirve para eso y tiene buena intención, pero el partido político al que representa no me cae simpático. Las elecciones municipales son siempre un dilema: ¿votar a la persona que más te gusta o al partido que mejor te representa?
Sea como sea, no entiendo a la gente que, con orgullo, dice que nunca vota. Aseguran que la política no va con ellos sin entender que -como reza un eslogan feminista- "lo personal es político".
Ayer, se presentaba en el Casal Lambda de Barcelona el proyecto It Gets Better España. Un proyecto que se inició en EEUU en 2010, y que se ha convertido en líder en la lucha contra el bullying hacia jovenes LGBT. Desde esta organización se quiere dar apoyo a todos los niños y adolescentes que sufren acoso por culpa de su orientación sexual, ofreciéndoles un mensaje de esperanza, diciéndoles que más allá del bullying hay un futuro maravilloso. Que las cosas mejoran.
Hay numerosas personalidades que han dado su apoyo al proyecto mediante su testimonio, entre estas últimas, Portia de Rossi (si no habéis visto el vídeo, os lo recomiendo). Precisamente, Portia hace referencia a como lo personal es político:
"just living your life truthfully, honestly, if you are little bit different to the rest of society, you are being political because you're saying, despite the fact that I know the status quo, I need same rights, I need everything that everybody else needs. Just simply by saying on I'm in love with Ellen I'm political. "
Estos días también estoy leyendo Para acabar con Eddy Bellegueule, de Édouard Louis, una novela autobiográfica sobre lo difícil que es ser un adolescente gay en un pequeño pueblo de la Picardía francesa. Su autor explica las humillaciones y las vejaciones que tuvo que sufrir, y como consiguió superar esos maltratos y la pobreza de su entorno y emprender una nueva vida. Su pasado fue tan traumático, que incluso se cambió de nombre. En muchos momentos lo que cuenta es tan crudo y tan duro, que parece inverosímil que eso haya pasado hace apenas 10 años en un país como Francia (aunque visto el auge de partidos como el FN es posible...).
En una entrevista, Édouard Louis explica que escribió el libro "como un texto político, porque siempre he pensado que la literatura es un arma muy poderosa. No lo concebí con la idea de reflejar mi vida y que la gente dijera: "Oh Dios mío, este chico ha conseguido huir de toda esa violencia". Es un libro político que he escrito para los demás, para mi generación, acerca de cómo podemos escapar de esa violencia que nos rodea y construye nuestra identidad, ya seas gay, rumano, negro, árabe..." (fuente)
Durante mi adolescencia, por suerte no tuve que pasar por situaciones parecidas, ni sufrí bullying. Básicamente porque entonces no era plenamente consciente de ser lesbiana, sentía que algo no iba bien, me sentía diferente a los demás... Lo pasé mal porque me costó tiempo aceptarme, sentirme bien conmigo misma; y eché en falta más referentes lésbicos positivos.
Justamente este año, el tema del Pride Barcelona es “Stop Bullying LGTBI, ni en la escuela ni en ninguna parte”. Por eso, desde la organización invitan a todo el mundo a venir al Pride Parade de morado, como símbolo de la lucha contra el bullying.