28 de junio. Podría escribir un post contando la historia que generó el porqué de la celebración del Orgullo LGBT cada 28 de junio, pero esto ya lo podéis leer aquí o en miles de blogs, webs, diarios, televisiones...
Sí, este año el día del Orgullo me coge con cierta indiferencia; aunque más que indiferencia, tendría que decir con desilusión.
Sí, este año el día del Orgullo me coge con cierta indiferencia; aunque más que indiferencia, tendría que decir con desilusión.
Cuando no vivía en Barcelona, cada año veía el desfile del Orgullo en la tele con envidia, deseando algún día poder estar ahí. Pero cuando por fin empecé a frecuentar los locales de ambiente, descubrí que a veces las lesbianas no éramos bienvenidas, que a algunos gays no les gustamos nada, que los locales como The Planet no existen, que tener un grupo de amigas com las TLW es imposible, que los bares para chicas están condenados al fracaso, que en las fiestas del Pride los camareros sirven antes a los tíos que a las chicas, etc.
Ahora ya no se celebra el día del Orgullo (al menos en Barcelona), sino el Pride porque en inglés todo suena más cool y glamuroso.
El día del Orgullo se ha ido desvinculado de su origen reivindicativo para convertirse en una fiesta lúdica dirigida al público gay masculino y liderada por las empresas rosas del país. Lo reinvindicativo, lo contestatario se ha asimilado a esa gran rueda del consumismo que es la sociedad patriarcal y capitalista.
Barcelona se ha convertido en uno de los principales destinos gays del mundo y ahora los homosexuales son un negocio que explotar, una fuente de dinero. En cambio, las lesbianas, es decir las mujeres, no generamos ingresos y eso queda claro en toda la organización del Pride. Sólo hace falta consultar el programa de este año, o simplemente observar su cartel, para comprobarlo. Fiestas en gran parte dirigidas al público masculino, a excepción de un par de fiestas para chicas y algún que otro acto más.
Ahora ya no se celebra el día del Orgullo (al menos en Barcelona), sino el Pride porque en inglés todo suena más cool y glamuroso.
El día del Orgullo se ha ido desvinculado de su origen reivindicativo para convertirse en una fiesta lúdica dirigida al público gay masculino y liderada por las empresas rosas del país. Lo reinvindicativo, lo contestatario se ha asimilado a esa gran rueda del consumismo que es la sociedad patriarcal y capitalista.
Barcelona se ha convertido en uno de los principales destinos gays del mundo y ahora los homosexuales son un negocio que explotar, una fuente de dinero. En cambio, las lesbianas, es decir las mujeres, no generamos ingresos y eso queda claro en toda la organización del Pride. Sólo hace falta consultar el programa de este año, o simplemente observar su cartel, para comprobarlo. Fiestas en gran parte dirigidas al público masculino, a excepción de un par de fiestas para chicas y algún que otro acto más.
El arco iris es nuestra bandera porque simboliza la diversidad, las diferentes maneras de amar, de ser, de sentir... El colectivo LGBT es muy amplio y diverso, y es evidente que conseguir que todo el mundo se sienta representado es difícil, pero tengo la sensación que las fiestas del Orgullo van perdiendo su espiritu inicial e integrador para fijarse en un sólo color.
Además, con la que está cayendo, ahora más que nunca hay cosas que reivindicar y denunciar. Por ejemplo; como los recortes en sanidad afectarán gravemente a los enfermos de Sida. Algunas ONGs ya han advertido que "los recortes son un retroceso de 30 años en la lucha antisida". Que se esté estudiando quitar del Sistema Nacional de Salud la cobertura sanitaria de las personas transexuales y las operaciones de cambio de sexo. Y para terminar, es vergonzoso que después de siete años que se aprobara la ley que hizo posible el matrimonio igualitario, aún haya un recurso de inconstitucionalidad contra el tema pendiente de resolución! si hasta la RAE lo ha incluido en el diccionario! Así que siete años después de ese gran avance el lema del Orgullo 2012 aún es: "Matrimonio igualitario, igualdad sin recortes".
Y eso por no hablar de la situación del colectivo LGTB en el resto del mundo...
En fin, que aún nos queda mucho por lo que luchar.
Y eso por no hablar de la situación del colectivo LGTB en el resto del mundo...
En fin, que aún nos queda mucho por lo que luchar.
Con eso no quiero decir que la reivindicación esté reñida con la fiesta, yo soy la primera a quien le gusta pasárselo bien. Pero si comparamos la afluencia de gente que fue a la manifestación reivindicativa del sábado del año pasado, con la que reunió el desfile organizado por el Pride al día siguiente, está claro que algo pasa.
Sin embargo, igualmente pienso asistir a algunos actos del Orgullo porque esta fiesta también es "mi fiesta" y porque otro Orgullo también es posible. Así que a pesar de las altas temperaturas, allí estaré.