martes, 27 de octubre de 2015

la vida que nos hemos perdido simplemente no existe



Volver a mi pueblo, ni que sea de visita, siempre tiene algo de revisión y autoafirmación.
Este fin de semana era la Feria, el gran evento del pueblo y de las comarcas colindantes. Es junto a la Navidad, la festividad que hace regresar a todos los que "desertamos" y huimos del lugar del crimen. 
Comida familiar multitudinaria, con una mesa de niños que cada año va ampliándose. Amigas que hacía tiempo que no veía y que ahora te presentan a sus pequeños retoños; otras que te anuncian que pronto serán madres por primera vez. Niños everywhere... hasta el punto que flipas viendo que auténticas "cabras locas" y fiesteras, ahora se han convertido en madres modélicas. Eso, en lugar de hacerme replantear cosas, me reafirma en lo correctas que han sido algunas de mis elecciones vitales. 
Me imagino como sería ahora mi vida si hubiera tomado otros caminos, y me entran escalofríos. El microcosmos de este pueblo, con sus dinámicas y roles preestablecidos, me dan claustrofobia. Volver a menudo va bien para recordarlo y evitar las mitificaciones que causa la distancia.

Mi amiga Mei parece haber recuperado la ilusión y las ganas con un nuevo proyecto profesional. Este fin de semana, aprovechando las ferias, ha abierto una librería/juguetería especializada sobretodo en literatura infantil y juvenil. Hacía falta algo así en el pueblo; además con buen gusto y hecho con amor. 
El lunes la acompañé a un mayorista a comprar más libros. Dijo que necesitaba mi asesoramiento, y me encantó poder ayudarla en eso. Con lo que me pirran los libros ya os podéis imaginar lo mucho que disfruté. Además me dijo que podía escoger los que quisiera para mí y así aprovecharme del 20% de descuento del que dispone como librera. Pero como después de la Feria me pilló con mi presupuesto de gastos apurado, me limité a coger el de Putos himnes generacionals, que tiene muy buena pinta.


De cara a la Navidad y a Sant Jordi, ya le he dicho que la acompañaré encantada, jaja 
Después del mal año que ha pasado me gusta verla otra vez ilusionada y con ganas. ¡Ojalá el negocio le vaya bien! 

Id también vino a pasar las Ferias, como viene haciendo desde hace años. Mi madre le soltó unas cuantas indirectas, haciéndole bromas sobre cuñadas y nueras, que la dejaron bastante flipada. Las ambigüedades de mi madre me dejan ojiplática; por una parte parece que le gusta Id y no le molesta que sea mi novia; pero por otra, suelta comentarios despectivos respecto a unas fotos que vio de mis amigas en el Pride que me descolocan.

Aunque para ambigüedades las mías, sobretodo las musicales. Incluso yo misma no entiendo como - al mismo tiempo- puede gustarme algo tan romántico como las canciones de Ben Rector y la actitud punk de Les Sueques (dEsoRdeN, gràcies pel descobriment!;) )




jueves, 15 de octubre de 2015

la gente no se fija en las teclistas hasta que se han ido


foto: hiro

Esta tarde, después de comer, hemos ido a pasear por el parque. El aire frío se me colaba por la espalda, provocándome escalofríos a la altura de los riñones, pero el sol era tan cálido que me hacía ignorarlo. Lo único que me gusta del otoño es ese festival de amarillos, rojos y ocres que enciende los árboles. Y oír el crujir de las hojas secas al andar. 
Me gustan las ciudades con parques. Esas reservas naturales que nos recuerdan que nuestro hábitat natural es ése, y no el asfalto, el ruido de coches y los edificios que ocultan el cielo.
Por fin he vuelto a recuperar mi tiempo, ahora tengo tanto que incluso puedo perderlo. Despilfarrar es el placer de la abundancia. Poder hacer las cosas sin prisas, desayunar despacio y en pijama, saber que las manecillas del reloj ya no controlan mi vida. Es una tregua momentánea, lo sé. Nadie escapa mucho tiempo de las obligaciones y las rutinas. Ni de otras pequeñas miserias que nos van desgastando.
Hasta entonces, vuelve el placer veraniego de los días libres, sin limitaciones.

Por fin puedo quedar con más gente, y retomar lecturas pendientes. Tengo un par de libros pendientes a los que les tengo muchas ganas. Hace un par de semanas, de autopremio, entré en una librería y me compré Ve y pon un centinela, de Harper Lee. Desde que supe de su publicación, que tenía ganas de leerlo; aunque me gustó tanto Matar a un ruiseñor que temo que esta especie de "segunda parte" me decepcione. 
También tengo un par de novelas gráficas que me prestó Swank esperándome en la mesilla de noche, y un libro biográfico sobre varias escritoras titulado Las mujeres que escriben también son peligrosas.

bookface (foto Id)

Este otoño promete ser entretenido; no pienso dejar que el frío me retenga en casa. De momento celebraremos el Castaween (Castanyada+Halloween) con las Sestras. A pesar que volveré a tener curso en noviembre, he decidido que haré campana para ir a una de las dos conferencias que Judith Butler dará en la ciudad. Y además me esperan  tres conciertazos! Belle and Sebastian, Kings of Convenience y otro de Josh Rouse. 


Hablando de música, esta semana nos enterábamos de una trágica noticia: Carey Lander, la teclista de Camera Obscura -uno de mis grupos favoritos- fallecía a los 33 años de cáncer de huesos. Nunca me acostumbraré a que muera gente tan joven y con talento... D.E.P Carey...