Hoy es el "Blue Monday", el día más triste del año según una fórmula matemática -de dudosa base científica-, y hace mucho frío. Así que, parafraseando a Neruda, podría escribiros el post más triste esta noche, pero no lo haré porque desde el sábado vivo con las canciones y las imágenes de La La Land en mi cabeza.
Hacía años que no iba a un sesión matinal, y aprovechando el estreno de La Ciudad de las estrellas, el sábado por la mañana fuimos a los cines Verdi, y salí -literalmente- bailando y cantando del cine (sí, estoy así de pirada).
La película empieza fuerte. En un atasco en medio de una autopista, el director Damien Chazelle se atrevió a grabar un número musical ("Another day of sun") en plano secuencia. El resultado es deslumbrante; y todavía ahora sigo rompiéndome la cabeza para adivinar como logró ese prodigio. Un inicio de película que deja el listón muy alto, pero el film sigue y nunca decepciona.
Igual de vibrante es el número de la fiesta en la piscina, con esa explosión de color (los vestidos, el apartamento de Mia y sus amigas), y ese travelling giratorio dentro del agua. Luego, Ryan Gosling y Emma Stone bailando en las laderas de Hollywood a la luz de un atardecer precioso, o entre las estrellas de un planetario. O ese "City of Stars" que no puedo quitarme de la cabeza, silbado y susurrado por Gosling en un paseo por un muelle de Los Ángeles o ante las teclas de un piano.
Igual de vibrante es el número de la fiesta en la piscina, con esa explosión de color (los vestidos, el apartamento de Mia y sus amigas), y ese travelling giratorio dentro del agua. Luego, Ryan Gosling y Emma Stone bailando en las laderas de Hollywood a la luz de un atardecer precioso, o entre las estrellas de un planetario. O ese "City of Stars" que no puedo quitarme de la cabeza, silbado y susurrado por Gosling en un paseo por un muelle de Los Ángeles o ante las teclas de un piano.
Imposible que esta película no te haga volar, soñar, emocionar porque habla de soñadores, de personas apasionadas por lo que hacen, aunque la realización de esos sueños los una y también los separe.
Ryan Gosling y Emma Stone están fantásticos. Tal vez no canten ni bailen como las antiguas parejas míticas de Hollywood, pero sin duda tienen ese magnetismo y química en pantalla que aparece cada vez que se miran, se busca, o bailan.
La La Land hace referencia a la ciudad de Los Ángeles, esa ciudad de las estrellas que vive precisamente de anhelos, ilusiones y sueños. El material con que esta hecho el cine y también los musicales. Chazelle consigue modernizar el género llevándolo al terreno más íntimo de las relaciones amorosas, y hablándonos de lo difícil que puede ser equilibrar esos sueños con la realidad y la vida personal.
Chazelle busca "en estos días de oscuridad y cinismo, reconciliarnos con el romanticismo en la pantalla". La película tiene, pues, una vocación atemporal teñida también por un halo de nostalgia por lo que no pudo ser. Por suerte, la fantasía siempre está ahí para salvarnos con esa inolvidable escena final en un club con aires a Casablanca.
De hecho todo el film es un homenaje al cine musical (Stanley Donen, Vincente Minnelli, Gene Kelly...) a Rebelde sin causa, Casablanca o los musicales franceses de Jacques Demy (Los paraguas de Cherburgo, Las señoritas de Rochefort).
En mi blog anterior solía tener una sección -más o menos regular- titulada "momentos musicales de cine" en la que hablaba de mis números favoritos de películas musicales, sobretodo clásicas. Y es que cuando era pequeña -era una niña muy peculiar- me encantaban los musicales tipo "Bailando bajo la lluvia", "Sobrero de copa", "Un americano en París", "Melodías de Broadway", "Cita en St. Louis"... Y mi sueño era aprender a bailar claqué (ya os he dicho que era raruna...). Así que cuando conocí a Id me alucinó que ella también compartiera esa pasión infantil por las películas de Stanley Donen, Minnelli y de bailarines como Ginger Rogers, Fred Astaire, Gene Kelly...
En esos post casi siempre comentaba lo difícil que era elegir un solo número de cada una de mis películas musicales favoritas, y La La Land no va a ser la excepción. Pero para combatir el frío y la tristeza de este 'Lunes Azul', nada como una gloriosa mañana de sol bajo el cielo de California.