lunes, 14 de mayo de 2012

espejismo de verano y existencia dual


 
"El tiempo vuela, oh sí; el verano pronto estará aquí; y todavía soy capaz de pasmarme ante ello. El mundo volverá a dar media vuelta, y pondrá su verde y su azul muy cerca de mis ojos".

Diario de una escritora, Virginia Woolf

Un fin de semana robado al  junio, esto han sido estos dos últimos días.
En mi pueblo, el sábado llegamos a los 32 grados pero yo no estaba allí para sufrirlo. Esa misma mañana mi hermana me había telefoneado por si quería ir en barca con ellos. Así que a las tres de la tarde, después de comer una buena paella, ya estaba tomando el sol delante de una playa desierta mientras mis sobrinos se daban el primer chapuzón de la temporada.
Mi cuñado sólo disfruta conduciendo la barca si pone el motor al límite. Le entiendo, no hay nada más parecido a la libertad que esa sensación de cruzar el mar a toda velocidad con el viento azotándote  la cara. Mis sobrinos, con los brazos levantados al aire, chillaban de alegría con cada sacudida; como si estuvieran en una montaña rusa. Y yo pensaba si dentro de unos años recordarán estos instantes como de los más felices de su niñez.
En cuanto a mí, es en esos momentos en que me parece que soy feliz, cuando más echo de menos a Idgie.

El domingo, en cambio, fue tranquilo. A medida que se acerca el verano los domingos van perdiendo ese algo mustio y aburrido que les es inherente. Los únicos domingos por la tarde que soporto son los de vacaciones porque entonces los días de la semana no existen y una vive en un eterno sábado.
Pero lo que me gusta de los domingos en mi pueblo es que me despierto con el piar alborotado de los pájaros (en serio, todos los pájaros del pueblo viven en mi calle!). Y que cuando abro el balcón, mi habitación se llena de olor a azahar porque los naranjos del patio del vecino ya han florecido. El ruido del tráfico aquí no existe, y el pueblo parece desierto (a ciertas horas puedes cruzarlo sin encontrarte con nadie). Las calles están silenciosas hasta bien entrada la tarde, cuando el ruido de unos niños jugando a la pelota rompe su mutismo.
Cuando estoy en Barcelona echo de menos esos domingos calmos pero cuando estoy demasiado tiempo en mi pueblo, me aburre tanta tranquilidad.
A los conocidos, cuando me encuentran, les gusta decirme con una pizca de envida y de rencor: "mira, la de capital", y  luego, como si fueras una traidora te espetan: "¿a ti no te gusta el pueblo, verdad?"
Yo levanto los hombros y no les contesto. ¿Soy más de pueblo o de ciudad? no lo sé..., con los años sólo he aprendido a no hacer caso a mi naturaleza dual, esa que se aburre demasiado tiempo en un lugar y que a la vez anhela estar en todas partes.


10 comentarios:

  1. Hablas de ti, y me siento totalmente identificiada.

    Petonets :D

    ResponderEliminar
  2. jo també et trobo a faltar quan vas en barca, perdó, quan sóc feliç ;)

    ResponderEliminar
  3. A mi això del aburriment ja saps que també em passa! Crec que aburrir-te de tant en tant, i ser-ne conscient, i no fer res per evitar-ho o no poder fer res per evitar-ho és terapeutic per dosificar-nos o aprendre'n! Lo de la teva estimada és una pena que no esteu juntes però és un tema que amb el temps segur s'arrecla! petons!!!!

    ResponderEliminar
  4. candela:
    Y a mí me encantan tus historias! ;)
    Petons

    id:
    jajaja que gamberra! sort que m'agrades molt ;P

    chatnoir:
    y la eterna duda... ;D
    Petons!

    el sofà taronja:
    Només una geminis pot entendre tan bé a una altra ;)
    Sobre la "meva estimada" espero que tinguis raó, aquesta espera se m'està fent llarga...
    Petons distrets!!

    ResponderEliminar
  5. A mi me subes en barca, y todavía no he puesto el segundo pie a bordo que ya estoy potando. El mar me dEsoRdeNa ipso facto. La tranquilidad de los pueblos puede estar bien unas horitas... pero a mi que no me quiten el ajetreo y el caos de la ciudad!! Urbanita 200%!!

    ResponderEliminar
  6. dEsoRdeN, no creas... yo no subo a una barca sin mi caja de Biodramina, aunque luego me pego unas siestas increíbles por culpa de los efectos secundarios.
    Pues en mi caso, cada vez estoy más convencida de que soy una pueblerina con alma de urbanita.

    ResponderEliminar
  7. Me gusta lo que leo, creo que me quedaré por aquí. :)

    ResponderEliminar
  8. Yo, como el cómic "Soy de pueblo". Soy y vivo en un pueblo y la gran ciudad me gusta para ir de visita, pasar unos días y volver. Pero la gente joven tiene que moverse en la ciudad donde es imposible aburrirse y donde tienen opción a muchísimas actividades de todo tipo. Tienes suerte de disfrutar de esa dualidad que te ofrece elegir entre pueblo/ciudad.

    Besos;) B52s

    ResponderEliminar
  9. Butterflied:
    Gracias! y bienvenida! :D
    cuando pueda me paso por tu blog ;)


    B52s:
    Tengo una amiga que cuando se casó se fue de Barcelona para volver al pueblo y ahora se arrepiente porque dice que se aburre, y no me extraña... No hay nada peor que vivir a la fuerza en un lugar que no te gusta.
    Sí, tengo suerte de tener la posibilidad de huir de la ciudad cuando lo necesito y viceversa.

    Petons! :D

    ResponderEliminar